Este año ortodoxos y católicos celebran juntos la Pascua de Resurrección. En la misma fecha todo el mundo cristiano mirará hacia la tumba vacía y tratará, en conformidad con su fe, a vivir el asombro de las miróforas que eran las primeras en ver el lugar. A pesar de que los católicos celebran este día con gran solemnidad, ellos otorgan una importancia mayor a la Navidad, mientras que para los ortodoxos “la fiesta de las fiestas” es precisamente la Pascua de Resurrección. A juicio de la Dra. Zlatina Karavalcheva, historiadora, especialista en historia y cultura bizantinas y teóloga, no es tan importante cuál de las dos fiestas es más importante, sino cuál es el sentido del hecho de que Jesucristo nació, murió y resucitó.
Muchos de nosotros festejan como manda la tradición, sin recapacitar la esencia de la Resurrección y de esta manera pierden la plena alegría que este día nos ofrece generosamente. Lo cargan con la simbología entorno al despertar de la naturaleza, pero los símbolos no alimentan al alma humana. ¿Qué es lo que omitimos?
“Como cristianos nosotros creemos que se trata de metáforas y de símbolos, dice la Dr. Zlatina Karavalcheva. En Navidad no festejamos un nuevo inicio que todos nosotros celebramos y conocemos de nuestra experiencia. De la misma manera la Pascua de Resurrección no es una fiesta del eterno círculo de la vida, en que después de cada muerte viene una vida nueva que de nuevo cae en manos de la muerte para nacer de nuevo: esta lectura de las fiestas cristianas está arraigada en nuestro limitado círculo humano. La iglesia nos llama que veamos más allá de todo esto y que nos demos cuenta de que Dios hace todo esto, nace como persona, vive como persona y resucita de una manera que no se ha visto nunca hasta ahora para resolver el problema de la humanidad con la muerte. Esta es la esencia de la fe cristiana: Cristo resucitó de una manera que es diferente a la resurrección de Lázaro o a la de otras personas que murieron en la tierra. Lázaro murió tal como muerte cada persona. El caso de Cristo es deferente: él murió como cada persona, pero después hizo algo que nadie de nosotros puede hacer: resucitó de tal manera que nunca más puede morir. La posibilidad de resurrección, del hecho de que todas las personas resucitarán no es metafórica, sino real y esta es la esencia de la fe cristiana. El cristianismo pierde su sentido, pierde su peso y se vuelve relativo sin la fe en la Resurrección que es una victoria definitiva y duradera sobre la muerte”.
“La tierna atención de Cristo hacia los marginados que la sociedad ve como privados de moral, personas que no se realizaron en la vida, se puede ver de manera muy clara en el Evangelio. Cristo muestra un desvelo especial por ellos no para relativizar sus problemas o mostrarles que se puede vivir así, sino para decir que “tal como sois, con todas sus heridas, con su alma que sangra, sois mis creaciones, lleváis mi imagen y esta imagen no puede ser borrada. Este es el mensaje de Cristo hacia cada uno de nosotros”.
Fotos: Archivo personal, Veselina Velchva
Autora: Svetla Todorova
Traducido y publicado por Hristina Táseva
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