30 años después, ¡de vuelta a casa! Esto es exactamente lo que le ha ocurrido al conjunto folclórico búlgaro más antiguo de Norteamérica, "Otets Paisíi", adjunto al Centro Nacional, Educativo y Cultural Búlgaro-Macedonio (BMNECC) de la ciudad estadounidense de Pittsburgh, Pensilvania. El conjunto celebra su 70 aniversario con una gira por Bulgaria del 16 al 22 de junio y con tres conciertos especiales: el 17 de junio en Blagoevgrad, el 19 de junio en Sofía y el 21 de junio en la localidad costera de Nesebar.
"La compañía es el corazón del centro búlgaro más antiguo y activo del Estado de Pensilvania, un centro fundado hace 95 años", afirma la que ha sido directora artística de la formación desde hace ya dos décadas, Bilyana Stafura, en una entrevista para Radio Bulgaria. Ella nos lleva atrás en el tiempo, al lejano 1955:
"El conjunto fue fundado por Nicholas Jordanoff, hijo de una familia de inmigrantes búlgaros que se instaló en la zona de Pittsburgh. Era un búlgaro extraordinariamente orgulloso y con dotes artísticas. Él fue quien creó el conjunto “Otets Paisíi” con el fin de reunir, atraer y preservar las tradiciones y las danzas folclóricas búlgaras, y crear un lugar donde los búlgaros pudieran continuar su misión como embajadores de Bulgaria en el extranjero".
Bilyana explica la longevidad de esta formación con su perseverancia, su trabajo duro y con el gran amor por lo que hace: estas cosas deben estar presentes en todos los "implicados". "Y, por supuesto, contar con una directora y coreógrafa increíble como Bibi", añade Ekaterina Kleter, parte del conjunto Otets Paisíi desde hace nueve años. Ella descubrió la compañía a través de la escuela dominical “Santos Cirilo y Metodio”, cuya sede está en el edificio BMNECC y a la que asisten sus hijos. Como madre, ella les enseñó a "leer y escribir" en búlgaro, y ellos por su parte la sumergieron en el ritmo de su tierra natal, admite Katya sonriente.
"En los últimos años, la compañía ha crecido mucho, e independientemente de las habilidades que tenga de entrada una persona para bailar, lo más importante es que le salga del corazón y que quiera venir, y será aceptada. Sean de donde sean, sean búlgaros o no, son todos bienvenidos y a todos nos une una causa común que nos motiva a presentarnos aquí cada domingo", nos cuenta Katya. Y esa causa es Bulgaria.”
En la actualidad, el conjunto cuenta con unas 90 personas, de las que casi 60, entre ellos niños de la escuela dominical búlgara de Pittsburgh, forman parte del grupo que vino a Bulgaria para la gira nacional.
“El 60% de los participantes no son búlgaros, ni tienen nada que ver con las raíces búlgaras. El 20% son personas como Katya y yo, que nacimos en Bulgaria, crecimos aquí y luego fuimos a estudiar y trabajar a Estados Unidos. Y el otro 20% son búlgaros de segunda y tercera generación, niños búlgaros nacidos allí", comparte Bilyana Stafura.
Entre los extranjeros que dedican su domingo libre a los bailes y las canciones búlgaras se encuentra el miembro más veterano del conjunto: el pastor David Urban.
"Empecé a bailar en el grupo cuando tenía 3 años, en 1980. Mi padre entró a formar parte del conjunto en 1957. Mi familia no tiene sangre búlgara, pero mi padre, mis tíos y mis primos fueron invitados por Nick Giordanoff a unirse al grupo de baile de nuestra iglesia. A lo largo de los años, he bailado con croatas, serbios y otros grupos, pero el ritmo me sigue trayendo de vuelta a los búlgaros: no puedo dejarlos"
Hoy, el pastor David lleva el ritmo de los Balcanes en su corazón. Su mujer es rumana y de ahí que haya estado en Europa docenas de veces. De Bulgaria dice simplemente: hermoso país, hermosa gente, hermosa música, hermosos bailes.
Beth Stafura, estadounidense de raíces croatas-eslovaco-polacas, forma parte del conjunto de danza búlgara "Otets Paisíi" desde 1996, y desde hace seis años es la directora de la formación y la responsable del vestuario.
"El conjunto se encuentra realmente en mi patio de atrás: a 5 minutos de donde crecí. Lo conocí por amigos y familiares que formaban parte de él y acabé uniéndome yo también. Mucha de la música con la que crecí - serbia, macedonia - forma parte de mí y de mi familia, y Bulgaria es parte de esa cultura compartida. Cruzamos fronteras, compartimos estas culturas y ellas se convierten en una mezcla cultural. Esta es mi tercera visita a Bulgaria. Este es un lugar tranquilo. Todo el mundo se sienta y disfruta de los demás, del mundo que les rodea, disfruta de la música y disfruta de la cultura".
Le preguntamos a Beth, ¿cuál es su región folclórica favorita de Bulgaria?
“Mis regiones favoritas son, desde luego, las de Pirin y los Ródopes. Son simplemente bellísimas y … ¡con mucha alma!”
A diferencia de ella, David confiesa:
“No puedes escaparte de los bailes de los Shopis. Mis regiones favoritas son las del Norte y las de los Shopis”
"El hecho de que el folclore musical búlgaro sea tan extraordinariamente rico en diferentes tipos de compases lo hace extremadamente peculiar. En Pittsburgh resulta muy interesante porque hay muchos grupos de Europa del Este, incluso grupos infantiles y juveniles. Les ofrecemos la oportunidad de desarrollarse como artistas y como personas, para sentirse bien, porque el horó búlgaro invita, atrae a la gente. Nuestro conjunto es precisamente así: atrae a la gente y les permite sentirse ellos mismos, sentir a los demás y conectar con sus propias raíces. Eso lo vemos en nuestros amigos de Eslovaquia, Ucrania, Serbia y de otros países. Lo que más impresiona a los extranjeros es cómo un músico puede haber sido capaz de crear una música así, que sea a la vez melódica y a la vez que tenga tanta variedad y complejidad, y cómo estos búlgaros han logrado encontrar una forma de bailarla. Como la kopanitsa, por ejemplo. Eso les asombra".
Nosotros cantamos y bailamos obras de todas las regiones etnográficas de Bulgaria, dice la directora de la compañía, Bilyana Stafura: "Enseñamos el amor por Bulgaria, por todas las cosas bellas que tenemos, y para nosotros es increíble el poder compartir todo esto en directo con nuestros hijos, y con nuestros amigos". Esto es lo más preciado para nuestra compatriota en la actual gira por su territorio natal. El conjunto de Pittsburgh también tuvo la oportunidad de conocer a algunos de los mejores conjuntos de danza y música folclóricas de Bulgaria: los conjuntos Filip Kutev, Trakia y Pirin. Este intercambio comenzó en la Casa Vieja, con músicos de la Orquesta de Música Popular de la Radio Nacional de Bulgaria.
"Estas son personas que realmente aman el folclore búlgaro y quizás eso sea lo más importante. Este brillo en sus ojos se debe a que no somos extraños para ellos”, dice el director titular de la Orquesta de la BNR, Dimitar Hristov, y continúa: “La plataforma de YouTube es lo que nos une en este momento y yo sé que cada uno de nuestros conciertos es esperado y visto por todas estas personas, y que esto les hace muy felices. Estoy contento de que nos visitaran. Lo que importa es que compartamos nuestra experiencia. Estuvimos hablando de la Radio Nacional, y de la creación de nuestra orquesta, que tiene 72 años. Ha sido un encuentro muy bonito, muy cálido, y muy acogedor.”
Autor: Vesela Krasteva
Versión en español: Alena Markova
Fotos: bmnecc.org, Elena Karkalanova, David Urban, Ani Petrova (BNR)
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