Con un parador de cinco estrellas ha comparado la estación junto a la calzada romana de Sostra el director del Museo Nacional de Historia, Bozhidar Dimitrov. La estación fue descubierta recientemente cerca de la fortaleza homónima en las inmediaciones de la aldea de Lomets, en la región de Troyán, investigada durante años por los arqueólogos.La estación se ubica en una importante vía antigua que comenzaba en el río Danubio, cerca de la pretérita Oescus, próxima a la actual aldea de Guiguen, y llegaba hasta Philippopolis (hoy Plóvdiv) en el sur de Bulgaria. En una entrevista a Radio Bulgaria, el jefe de las excavaciones, Iván Jrístov, del Museo Nacional de Historia, ha ofrecido algunos detalles.
Esta vía era de importancia estratégica para las provincias del norte del Imperio Romano. Era la Via Militaris o vía militar que estaba bajo la jurisdicción directa de los emperadores y era muy importante para el desplazamiento rápido de las legiones de Tracia a Mesia y viceversa. Por otra parte, tenía un papel sustancial como arteria económica que conectaba los asentamientos a lo largo del Danubio con los montes Ródope y la parte suroeste de Tracia situada a orillas del Mar Egeo. Esta vía de dos carriles, construida según las normas de construcción en la Antigua Roma, es el equivalente arcaico de una autopista moderna. Su mantenimiento era asegurado por decenas de estaciones de carretera, campamentos fortificados y torres de vigilancia menores.
Las excavaciones arqueológicas cerca de la aldea de Lomets comenzaron en los 70 del siglo pasado, dirigidas por el arqueólogo búlgaro Gueorgui Kítov. En 2002, Iván Jrístov retomó las obras en colaboración con Serguey Torbátov del Instituto Arqueológico adscrito a la Academia Búlgara de Ciencias.De los componentes de este complejo situado junto a la vía hasta el momento han sido estudiados un campamento militar fortificado, un edificio del asentamiento civil romano, el tramo de la vía frente al castillo, la Basílica de San Jorge y un santuario del jinete tracio, una deidad de los antiguos pobladores de estas tierras, situado cerca de la estación de Sostra.
Se trata, de hecho, del valle del río Osam donde, sobre más de 6 kilómetros cuadrados, había un área densamente urbanizada –explica Iván Jrístov–. Había vías, acueductos, alcantarillado, lugares de culto, una necrópolis y un pueblo cuyos pobladores atendían la fortaleza y la estación. Sostra es señalada en los mapas romanos como una estación en que hacían parada personas de alto rango y alcurnia, incluidos emperadores y sus familias que viajaban rumbo a Philippopolis; hemos cavilado mucho dónde podía estar. Gracias a algunas referencias conseguimos localizarla. Como resultado, tenemos un modelo completo de un asentamiento de la época romana de estatuto semiurbano, si hemos de utilizar la terminología histórica moderna.
En cuanto a la estación, de momento los arqueólogos han descubierto tres grandes recintos en la parte noreste, ordenados en cadena y de sólidos muros. Dos de ellos disponen de sistema de calefacción del suelo, el llamado hipocausto, y arcos y bóvedas de ladrillo. Es decir, se trata de edificios modernos para la época construidos siguiendo el modelo típico de Roma. La estación de Sostra está dotada también de un baño con piscina de agua caliente –añade Ivan Jrístov–. Hay indicios de más piscinas, parte de un conjunto tipo spa, para llamarlo de alguna manera; según las fuentes históricas, se trata de piscinas de agua caliente y fría, y de vestuarios. Todo esto se puede ver en el terreno aunque de forma fragmentaria.
Las excavaciones de la estación se realizan en una finca privada, que la Municipalidad de Troyán se propone comprar. Esto permitiría estudiar los restos de la estación y tendríamos un complejo muy bien conservado –señala el arqueólogo–. Es que los muros que acabamos de descubrir en la parte noreste se han conservado hasta 120 a 150 centímetros de altura. Lo que cuenta es que tenemos unas antigüedades que son parte de un complejo situado prácticamente a unos centímetros de la carretera que comunica las ciudades de Lovech y Troyán. Añadiendo a esto la belleza del valle del río Osam, se cumplen todas las condiciones para que el sitio se convierta en un destino turístico atractivo.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Cortesía del Museo Nacional de Historia
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