Habiendo sido domado ya en los albores de la historia humana, el perro es uno de los primeros animales domésticos y los hallazgos arqueológicos testimonian que estuvo presente en los asentamientos humanos desde la más remota antigüedad.

En la religión de los protobúlgaros, el perro era un animal sagrado, considerado tótem protector de la estirpe. Algunos investigadores suponen que en el calendario de los protobúlgaros, organizado en ciclos de a 12 años y similar al calendario chino, existía el año del perro.

Han sido descubiertos dibujos de perros, fechados en la Edad Media, sobre las puertas del altar de varias iglesias, así como sobre las cercas de templos y monasterios, evidentemente por su papel de guardián y protector.

Hay una leyenda folclórica que explica el profundo nexo que une al hombre con el perro. Cuando Dios hizo al hombre de barro, lo puso a secar al sol. Pasó el diablo y al ver lo creado por Dios, escupió. Sucede que el escupo cayó justo en el centro de la barriga del hombre. Al enterarse por los ángeles de lo que el diablo había hecho, Dios mandó quitar el escupo y en su lugar quedó el ombligo. Cuando Dios insufló el alma a su criatura, cobró vida también el puñado de tierra mezclada con el escupo del diablo y así apareció el perro.

“Por eso el perro ama tanto a su amo, incluso cuando éste le pegue”, termina diciendo la leyenda. De esta leyenda se deriva la creencia de que el perro nunca falla ni traiciona al hombre y de ahí la expresión búlgara “ser fiel como un perro”.

Otra leyenda cuenta que en cierta ocasión Dios estaba ayudando a un pastor mientras pastaba su rebaño. Entonces vino el lobo que quería llevarse como tributo la mejor oveja del rebaño. Dios le ofreció una oveja vieja y enfermiza pero el lobo la rechazó y pretendió recibir la mejor de todas. Entonces de sus guantes o de dos piedrecillas Dios creó los perros pastores y les encomendó perseguir a los lobos y proteger el rebaño. Así el perro, credo por Dios, se opone al lobo, que es una criatura del diablo, y se afirma como el mejor amigo y defensor del hombre.

Se cree que el perro protege la finca, los animales y el hombre no solo ante depredadores sino también ante el mal humano. El pueblo confía que el perro se percata quién viene al hogar con buenos propósitos y quién con el fin de hacer daño. Contra las buenas personas el perro ladra poco y se tranquiliza rápidamente, pero contra la mala gente se lanza con energía y procura morderla. Hay muchos relatos sobre perros que salvaron a sus amos de malhechores que vinieron al hogar como invitados con el propósito de robar y matar por la noche.

Además de a los animales salvajes y a las personas malas, el perro persigue y ahuyenta las fuerzas del mal venidas del otro mundo para causar daño. Son especialmente apreciados los perros nacidos un día sábado y los que tienen dos manchas blancas sobre los ojos porque se cree que son capaces de ver a los vampiros, las enfermedades y a los demonios, y mantenerlos lejos del hogar.

La imagen del perro en el folclore es ambivalente y comprende características tanto positivas como negativas. Se dice, por ejemplo, que los vampiros se aparecen a veces a los humanos en forma de perro negro. A nivel lingüístico, el perro es sinónimo de lo animal, contrario a lo humano, y de ahí las expresiones vivir como un  perro, estar solo como un perro, morir como un perro  y otras. Es aún más negativa la imagen de la perra, aplicable a la mujer de talante vil y comportamiento inmoral. El epíteto hijo de perra es una grave ofensa.

Versión en español por Raina Petkova