Hoy retrocedemos en el tiempo para recordar al escritor Trifon Kúnev, un “rebelde imposible y original”. Les ofrecemos líneas de un escrito suyo dedicado al período que siguió al golpe de Estado pro-soviético del 9 de septiembre de 1944.
“El 9 de septiembre destruyó desde los cimientos las ilusiones fascistas en Bulgaria, exactamente según los planes de sus creadores y fundadores. Unas tesis grandiosas desplegaron sus alas sobre nuestra patria y dieron nuevas orientaciones a la vida política, social y cultural de los búlgaros. La historia de los búlgaros debía comenzar el 9 de septiembre; todo lo que precedió esta fecha fue gobierno fascista e intención oscurantista. Se escucharon muchas más voces retumbantes desde el firmamento del Frente de la Patria (la coalición antifascista formada en Bulgaria en 1942 y liderada por el Partido Comunista), pero a ellas nos referiremos en otra ocasión. Hubo órdenes democráticas relativas a la lista electoral general como expresión de la democracia más densa; hubo recolecta voluntaria de dinero para un préstamo destinado a la Casa del Pueblo, a los comités amantes de la libertad, a anónimos guerreros codiciosos en el campo de la nueva era; hubo nuevos métodos de instrucción practicadas en las cárceles y en los campos de concentración, con empleo de equipos modernos e instrumentos eléctricos. Hubo creación voluntaria de granjas de explotación colectiva en las aldeas. ¿Qué más sucederá en virtud del progreso humano y del camino histórico de la Bulgaria renacida? No lo sabemos. Por el momento, terminemos la charla de hoy con las enérgicas palabras del Frente de la Patria: “¡Si no le tenemos miedo a la bomba atómica, acaso iremos con miramientos con la historia?”.
A causa de ensayos satíricos y artículos como éste, uno de los más destacados humoristas y escritores nacionales de la primera mitad del siglo 20 fue perseguido y enviado a la cárcel tanto en tiempos del Tercer Reino Búlgaro como después del 9 de septiembre. La historia de este maestro de la lírica cantada popular transcurrió entre las celdas de la cárcel y la Asamblea Nacional. Debido a la persecución de la que fue objeto por parte de las autoridades, se vio obligado a recurrir a varios seudónimos bajo los cuales ridiculizaba a la clase política búlgara.
Trifon Kúnev nació en la aldea de Úglen, en la familia de un campesino acomodado que dio formación a sus cinco hijos que llegaron a ser médico, ingeniero, oficial, agrónomo y jurista respectivamente. Trifon primero fue profesor en su pueblo natal, luego se fue a Sofía a estudiar derecho. Comenzó a escribir poesía. Después de graduarse, se dedicó al periodismo, publicó varios poemarios. Participó en las dos Guerras de los Balcanes (la primera, de octubre 1912 a mayo de 1913, y la segunda, de junio a julio de 2013). Después del golpe de Estado del 9 de junio de 1923 terminó en la prisión junto con gran número de intelectuales de izquierda y de activistas agrarios. Su siguiente arresto fue en 1925 tras el atentado en la iglesia de Santa Nedelya perpetrado por los comunistas. De ahí en adelante se convertiría en huésped habitual de las prisiones y las comisarías de la policía. Como señalara el periodista y escritor Jristo Brazítsov: "Ningún escritor búlgaro ha estado encarcelado tantas veces ni ha sido considerado tan a menudo por un rebelde de la pluma”.
Después del 9 de septiembre Kúnev presidió por corto tiempo la Unión de Escritores de Bulgaria y fue director del Teatro Nacional. En 1945 abandonó ambos cargos e intentó defender a actores y escritores perseguidos y condenados por los comunistas. Siguió publicando ensayos satíricos y artículos denunciantes por los que fue procesado, pero la causa fue suspendida porque fue elegido diputado. Después de que la Oposición Unificada fuera aplastada, Kúnev fue condenado a cinco años de prisión. La persecución por parte de las autoridades continuó también después de su puesta en libertad y hasta su muerte en 1954. Habla de la presión ejercida sobre él por las autoridades, a causa de su intransigencia, en un ensayo satírico, titulado “Por qué Gueorgui Karáslavov echa pestes contra mí”. (Gueorgui Karáslavov es un destacado escritor y dramaturgo búlgaro, académico que presidió cuatro años la Unión de Escritores de Bulgaria.)
“Anteayer en el órgano impreso de la Bulgaria del Frente de la Patria apareció un ensayo del escritor proletario Gueorgui Karáslavov dedicado a mí y mis actividades políticas. Karáslavov no es el primer miembro de las tropas de asalto de los escritores comunistas que vierte bazofia verbal sobre mi persona y mi obra. Antes que él semejante ataque perpetró un compañero suyo, Krum Kyulyávkov, también escritor proletario, que encontró en el fondo de su alma y de su talento las palabras más repugnantes para dirigirlas contra mí. Los amantes de la literatura mezquina quedarán desengañados si esperan de mí una respuesta análoga a sus ataques. Yo no podría dejar a las siguientes generaciones escritos que, al leerlos, mis nietos vayan a decir: “¡Qué catetos y gamberros había entre los escritores búlgaros!” Y ahora, al grano: ¿por qué echan pestes contra mí estos guapetones? ¿Será que su inspiración maliciosa se basa en motivos personales? Pues no. Estos maestros de la calumnia y la difamación periodísticas no podrían tener nada personal contra mí. Los nefastos autores de vericuetos verbales han recibido una orden de desprestigiarme, y esta orden les fue dada por sus amos. ¿Por qué para estos personajes de la novela Los endemoniados, de Dostoyevski, que han cobrado vida en la realidad búlgara, es importante que yo sea humillado ante los lectores búlgaros y que sea cuestionada mi moralidad ante nuestra sociedad? La respuesta es muy simple: porque, aun desde las últimas filas, estoy luchando por la libertad del pueblo búlgaro, por sus derechos y su prosperidad; porque soy compañero de aquellos estadistas valientes y abnegados que despreciaron los puestos ministeriales, la opulencia del poder y la vida segura de los políticos obedientes”.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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