El atentado contra la sede parisina del semanario satírico francés Charlie Hebdo ha puesto en el foco de la atención el tema sobre la seguridad en Europa, y con esto también la entrada de Bulgaria en Schengen, a la que nuestro país aspira desde hace años. Sin embargo, durante todos estos años de aspiración, los políticos búlgaros no lograron poner nombres concretos a los beneficios estratégicos para el país, salvo por supuesto, el prestigio que expresa todo broche en la solapa. No forma una excepción la viceprimera ministra, Meglena Kuneva, que en varias apariciones públicas ha insistido en la pronta adhesión de Bulgaria al espacio de Schengen citando datos sociológicos, según los que el 57 % de los búlgaros apoya ese paso. Sin embargo, no hay datos sobre si este 57 % desea la entrada en Schengen sólo por razones de imagen. No se ha llegado a un debate sobre el papel del acuerdo en el contexto de la amenaza de Estado Islámico y la relacionada con esto presión migratoria de refugiados en la frontera meridional de Bulgaria.
Bulgaria es categórica que la aplicación del Acuerdo de Schengen en el país debe ser una prioridad no sólo para Bulgaria, sino para toda Europa. Sin embargo, las opiniones en Europa sobre este asunto se diferencian. A pesar de haber cumplido todos los criterios técnicos, ya en 2012, una serie de países de la UE, incluida la influyente Alemania, estaba en contra de la entrada de Bulgaria. A la vez, el presidente del PE, Martin Schulz, ha señalado ante Radio Nacional de Bulgaria que la adhesión de Bulgaria y Rumanía al espacio Schengen debe convertirse en una parte de los debates sobre la nueva estrategia europea de seguridad. “A causa de la necesidad de una mayor seguridad debemos debatir con Bulgaria y Rumania su capacidad de defender sus fronteras externas”, opina Schultz. Los que pueden leer entre líneas entenderán que la adhesión de Bulgaria al Acuerdo de Schengen no sucederá pronto. Las razones residen en la creciente amenaza yihadista y la esperada en primavera nueva ola de refugiados.
El control fronterizo por toda la frontera externa de la UE entre Bulgaria y Turquía en víspera de Año Nuevo ha rendido resultado: en el intento de abandonar el territorio de la UE, fue detenido el ciudadano francés Fritz-Joly Joachim, del que se sabe que ha tenido contacto cercano con uno de los terroristas de Paris, Cherif Kouachi. Precisamente el atentado sangriento en la capital francesa ha catalizado también los mensajes contradictorios de los ministros del Interior de los países miembros de Schengen. Se ha empezado a hablar de una revisión del Acuerdo.
“Apoyaremos el retorno del control fronterizo y no excluimos la necesidad de introducir cambios en el Acuerdo”, ha anunciado el ministro español del Interior, Jorge Fernández Díaz, en entrevista ante el periódico El País.
Está sumamente claro que las fronteras abiertas son una ventaja para los terroristas. Las preocupaciones de los políticos europeos en este sentido ha expresado también el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker.
“El Acuerdo de Schengen debe ser revisado para elevar la eficiencia de la lucha contra el terrorismo”, ha señalado Juncker y ha anunciado que propuestas concretas pueden ser esperadas después de la reunión de los ministros de Asuntos Exteriores de la UE en febrero. Después de reconocer que los hermanos Kouachi estaban bajo la supervisión del sistema de seguridad de Schengen, el ministro alemán del Interior, Thomas de Maizière, ha formulado la nueva tarea de los países que son frontera externa de la UE: “Cada policía de frontera debe, en todo momento, poder distinguir un eventual terrorista de un terrorista en acción quien viaja hacia algún punto conflictivo del mundo.”
En este contexto, los mensajes netamente políticos de Sofía a favor de la rápida adhesión de Bulgaria en el espacio Schengen suenan poco serios. Destacar el cumplimiento de los criterios técnicos para la entrada quizás sea suficiente para el uso interno, sin embargo, es poco convincente para los socios europeos de la UE preocupados de su seguridad.
Versión en español por Ruslana Valtcheva
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