Las organizaciones no gubernamentales “Me gusta el agua” y Asociación Búlgara del Agua organizaron un concurso fotográfico nacional con el lema “Las fuentes de Bulgaria”. El concurso es parte de la iniciativa “Puente Internacional de Agua” que por cuarto año consecutivo se celebra con motivo del 22 de marzo, Día Mundial del Agua, explica Antoaneta Salfidge, presidenta de la Asociación Me gusta el Agua: “El tema del concurso fotográfico es “Las fuentes de Bulgaria”. Lo hemos elegido porque este año las celebraciones el 22 de marzo serán dedicadas al agua potable. Están planeados una serie de eventos, incluida una mesa redonda en que el problema con el agua potable en el país y en el mundo se comentará a alto nivel. Las fuentes de Bulgaria son como un heraldo que anuncia con casi dos meses de antelación estos eventos para llamar la atención sobre el mayor bien de nuestro planeta: el agua potable que da vida, y destacar que los búlgaros, desde que tienen memoria de su origen e historia, agradecen y honran al agua. Muchos han construido fuentes templos no solo para beneficio propio sino por el agua como tal, porque el agua significa purificación y gratitud hacia la vida”.
En la historia y el folclore búlgaros hay muchos mitos sobre las fuentes de agua, su construcción y el agua que fluye de ellas. “Estamos muy contentos porque casi todas las fotografías que recibimos para el concurso vienen acompañadas de una historia singular y maravillosa”, señala Antoaneta.
Según las creencias populares y la mitología, la construcción de fuentes de agua se asocia a un amor trágico. Por ejemplo, la hermosa hija de un rico terrateniente tiene que casarse con el heredero de otro hombre acaudalado pero de pronto conoce a un mozo campesino pobre y se enamora de él. Las más de las veces, en estas historias la doncella muere y su padre rico construye una hermosa fuente de piedra blanca, igual en belleza a su hija, para conservar de esta manera el recuerdo y la hermosura de su niña perdida.
Hay también fuentes que son monumentos históricos. Se construyeron para dejar memoria de algo sucedido en un momento y en un lugar determinados, como una batalla o la firma de un tratado importante, por ejemplo.
Muy a menudo se construían fuentes de agua para celebrar el nacimiento de un niño. “Se dedican al menor y se cree que cuanto más deliciosa y abundante es el agua de la fuente, más saludable será la vida de las generaciones”, cuenta Antoaneta y aclara que los constructores de estas fuentes de agua públicas y con “dedicatorias” no las hacían para su propio beneficio sino para las personas que vendrían y beberían del agua para luego bendecir el espíritu de quien construyó la fuente.
La Asociación “Me gusta el agua” destaca el hecho curioso de que en el monte Ródope, en el sur de Bulgaria, las fuentes de agua son más que las aldeas, y que en algunas de ellas son más numerosas inclusive que las casas.
“El municipio de Satovcha hace algún tiempo postuló al Libro Guinness de los Récords; contaron sus fuentes de agua, que son 830 sólo en este municipio – prosigue Antoaneta –. Yo, por ejemplo, conozco una maravillosa aldea en el sur del país, Gabárevo, próxima al pueblo de Pável Baña, que tiene 100 fuentes de agua. Los lugareños creen que si alguien llega a la aldea y bebe del agua de alguna de las fuentes inevitablemente volverá algún día. Según la mitología local, por lo general las chicas jóvenes que prueben un sorbo de su agua se casarán en Gabárevo”.
El concurso fotográfico “Las fuentes de Bulgaria” ya ha comenzado, y el plazo para participar en él vence el 23 de febrero. Después un experto jurado de fotógrafos y ambientalistas votará para designar los ganadores. El público también lo podrá hacer en línea. Las mejores 50 fotografías serán mostradas en marzo en una gran exposición en el Museo “La Tierra y el Hombre”, de Sofía, en el que el 22 de marzo, en una ceremonia especial, se dará a conocer el ganador del concurso.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Cortesía de los organizadores del concurso
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