Por vez primera en la serie titulada “80 años en 80 semanas” aunamos en un material acontecimientos de dos años, ya que el Gobierno del primer ministro Jean Videnov resultó sintomático de la malograda transición en la que seguimos viviendo, incluso hoy en día.
Tras triunfar en las elecciones del 18 de diciembre de 1994, el Partido Socialista Búlgaro formó un Gobierno nuevo integrado por expertos sin partido, militantes del club político “Ecotransparencia” y agrarios de la estatal Unión Agraria Popular Búlgara. ¿Qué pasó durante aquel Gobierno? El Gabinete no logró continuar las reformas económicas y eso se tradujo en un derrumbe económico y en una hiperinflación a finales de 1996. La política del Ejecutivo apuntaba a reanimar las empresas estatales pero controlaba al mismo tiempo los precios de la producción fabricada. De esta manera las empresas cuya producción dependía de la importación de recursos se volvieron perdedoras. La falta de control sobre los bancos permitió que éstos concedieran créditos no avalados y aquello tuvo por resultado multitud de quiebras bancarias. El Gobierno comenzó a promover una privatización masiva por medio de las llamadas libretas de bonos. En 1996 muchos búlgaros se dejaron llevar por el engaño de comprar tales bonos con los cuales se les decía que podrían obtener acciones o participar en la gestión de las empresas que se estarían privatizando. Dos años después, aquellas empresas y compañías se transformaron en holdings, algunos de éstos se declararon en quiebra poco después y los accionistas minoritarios en ellos perdieron su dinero.
Esta es la declaración del entonces primer ministro, Jean Videnov, hecha en rueda de prensa por cumplirse un año de su gestión:
“Hay que recordar que la izquierda democrática asumió el gobierno de un país que estaba sumido en una crisis económica sin precedente: encogimiento drástico de la producción, número enorme de empresas perdedoras, mercados abandonados para los productos búlgaros, sistema bancario en colapso. Los búlgaros necesitaban de estabilidad, pero ésta resultó sumamente difícil de alcanzar. En nuestra plataforma electoral nos comprometimos a frenar la ruina y renovar Bulgaria planteando como meta estratégica: cambiar el sector económico, restablecer la producción, amparar a los agricultores, implementar reglas claras en las relaciones de mercado, efectuar una privatización social y eficiente, lograr una integración internacional. Prometíamos cambio, justicia y seguridad”.
La realidad, sin embargo, es muy distinta. En 1996, por la mala cosecha cerealera en el mundo, la UE, los EEUU y Canadá restringieron la exportación de cereales. Aquello, sin embargo, no fue óbice para que el Partido Socialista Búlgaro, en el poder, prolongara el plazo para la exportación de granos. Para colmo, permitió a los comerciantes exportar, no sólo trigo de la cosecha anterior, sino también de la nueva. Así en octubre de 1995 surgieron los primeros indicios de déficit. La Reserva Estatal de Cereales resultó semivacía y aquel hecho hizo que el precio del trigo aumentara casi 2 veces. En marzo de 1997 se incoó la investigación de la crisis cerealera. La investigación ascendió a causa penal, pero luego todos los acusados quedaban absueltos. El Tribunal dictaminó que los entonces ministro de Agricultura, sus suplentes y el ex viceprimer ministro y ministro de Comercio no tenían responsabilidad alguna por la crisis. La crisis, aun sin condenas para los culpables, era un hecho, y junto con las quiebras de 15 bancos y la tasa inflacionaria enorme, superior al 300 %, motivó concentraciones de protesta que tuvieron por resultado la dimisión del premier, Jean Videnov, y la negativa del Partido Socialista Búlgaro a formar un segundo Gobierno en el marco del mandato que tenía. Al amparo de las crisis, la hiperinflación y las protestas, la delincuencia organizada, en el país iba volviéndose más poderosa e intocable. El 25 de abril de 1995 sin embargo fue asesinado en forma espectacular Vasil Iliev, uno de los fundadores de la agencia de Seguros y Reaseguros VIS. El autor de aquel homicidio sigue desconocido hasta hoy en día.
La dimisión presentada el 21 de diciembre de 1996 por Jean Videnov como primer ministro y como líder del Partido Socialista representó el término de las luchas intestinas a favor y en contra de su Gobierno, las cuales se transformaron en una guerra tras la pérdida sufrida en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 1996.
Existe, sin embargo, una segunda hipótesis sobre la dimisión de Jean Videnov: el conflicto entre éste y Andrei Lukanov quien dirigía la sociedad “Topenergy”. Lukanov orquestó una campaña contra el primer ministro Videnov por haber insistido éste en que Rusia vendiera a Bulgaria su gas natural a precios más bajos y en que las instalaciones para la transportación de gas fueran de propiedad búlgara. La sociedad “Tompenergy” servía de intermediario entre la Gazprom rusa y la Bulgargas búlgara, y Lukanov era la figura clave en la solución de los problemas que afectaban a la sociedad. Poco después, empero, Lukanov se transformaba ya en un problema porque no admitía a empresas privadas a hacerse intermediarias, como era el objetivo de la Gazprom.
Al asesinato de Andrei Lukanov, homicidio cometido por autor también desconocido hasta hoy en día, nos referiremos la próxima vez. Hoy, 18 años después, el Gobierno de Jean Videnov forma parte de la historia nacional, y el propio Videnov no se dedica activamente a la política. No obstante su Gobierno se recordará siempre y servirá de ejemplo de cómo no habría que gobernar un país y abrigar esperanzas de que los inviernos de nuestro descontento no se repetirían nunca jamás.
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