“Entrevista en el vientre de la ballena”
¿Dónde estuviste, me preguntan, desde hace más de tres décadas? Estuve en el vientre de la ballena. Todos Vds. lo ven y me lo preguntan a propósito.
¿Qué tal te lo pasaste, me preguntan, tres décadas en su vientre? Esto también lo saben Vds. Estuve jugando un juego de azar con un tahúr, con Jonás de la Biblia. Pero Jonás ha salido, me dicen. Y, ¿por qué tú no?, me preguntan.
Jonás ha salido, ya que Dios pagó por él un rescate, y, por mi el diablo no quiso pagar ni siquiera un centavito. ¿Tenías miedo, me preguntan, durante tantos decenios? Sí, tenía miedo y luego se volvió todo aburrido, fumaba y me callaba, me callaba y fumaba.
Y ahora, ¿qué vas a hacer, me preguntan, en las próximas tres décadas?
¿Yo? Por mí no lo sé pero sí sé que la ballena irá escupiendo colillas durante tres décadas e irá contaminando el ambiente oceánico.
Estas palabras y la voz pertenecen a Konstantin Pavlov quien continúa diciendo: “Para que uno pueda penetrar en el vientre de la ballena deberá demostrar primero que tiene cualidades. Allá no admiten a cualquiera. Al entrar en el vientre de la ballena primero me topé con Valeri Petrov y luego vino otro y se topó conmigo, digamos que fue Boris Jristov”.
“No hay otra persona que haya defendido con tanta firmeza vital el pensamiento libre, la imaginación creativa y la autonomía del arte en Bulgaria desde los años 60 del siglo pasado y en las décadas posteriores”. Con esta frase comienza el libro, único hasta ahora, dedicado a Konstantin Pavlov y escrito por otro poeta: Ani Ilkov.
Como parte de los poetas de la “Generación de Abril” Konstantin Pavlov constituye un caso único en su género por el divorcio, por mutuo acuerdo, del Poder. Él fue el único de esos poetas que se enzarzó en un conflicto directo y sin concesiones con el régimen de Todor Yivkov.
Lo anterior es capaz de darnos la explicación de por qué en 30 años sólo se publicaran tres poemarios suyos. Era porque el régimen temía sus palabras y versos, en los pocos años en que le permitieron ganarse el sustento con el verbo Konstantin Pavlov optaba por el lenguaje de las imágenes. Fue así como se transformó en el guionista de las películas búlgaras más originales y de mayor impacto: “Memoria para la gemela”, “Oye al gallo”, “Ilusión”, ”Portento masivo” - película prohibida que no llegó a la gran pantalla -,”Magia blanca”, “Memoria”, “Algo en el aire”.
Konstantin Pavlov no llegó a ser un portento masivo como otros vates de aquella época, porque su milagro no puede ser entendido por las masas. Era un poeta indigerible, ininteligible, huraño y hasta de mal genio. Era lo que insinuaba la crítica que el partido comunista lanzaba contra él.
“Dicen, enemigo, así a secas, sin más precisiones. Suena como un título. Si lo precisan puede que resulte una personalidad útil. Obviamente he sido enemigo para alguien. También yo, al igual que cualquier ser humano no soy únicamente consumidor pasivo de sentimientos hostiles sino que, en ocasiones ,también irradio yo, en respuesta, tales sentimientos”, dice el poeta.
Puesto que sus versos daban miedo e irritaban los gustos autoritarios de los gobernantes éstos simplemente prefirieron borrarle. Tras la publicación de su primer poemario, se decretó una prohibición sobre la edición de obras de Konstantin Pavlov, quien se vio abocado al silencio durante 12 años seguidos. A pesar de su soledad en la cultura búlgara, en las cosas que profería latían atisbos visionarios estremecedores. Konstantin Pavlov procuraba encontrar la auténtica comprensión antes que una admiración ante la fama escandalosa, protegía sus obras poéticas contra la lectura barata. Por esta razón, no permitió que sus poemas se emplearan con fines políticos a los efectos de la nueva democracia, después del año 1989. Fue entonces cuando vieron la luz siete poemarios suyos y sus “Obras seleccionadas” en cuatro volúmenes.
“La dulce agonía” del poeta finalizó cuando éste tenía 75 años de edad. Han quedado sus versos cuyo silencio resonará en el futuro y, también las palabras de otro poeta y amigo suyo hasta su muerte, Rumen Leonidov, quien dice: “Hoy podemos decir con serenidad que Konstantin Pavlov ha renovado la poesía búlgara con la ligereza de un genio, que ha irrumpido con su estética ignorada en el cine y teatro nacionales, en los que, por desgracia, no ha podido encontrar interpretadores fieles a su espíritu. En cambio, mucho antes de la época en que todos se pusieron a denigrarlo, la destacada poetisa rusa, Anna Akhmatova, había exclamado: “¿Konstantin Pavlov?” Es el mayor poeta búlgaro que al que yo he leído jamás”.
Versión en español por Mijail Mijailov
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