Los tipos de interés sobre los créditos hipotecarios otorgados en los últimos meses, son bajos. En los nuevos créditos han descendido perdurablemente por debajo del 5 % y esto es un nivel muy bajo para un país como Bulgaria. No hay que olvidar que el Gobierno búlgaro paga de un 2,5 a un 3 % de interés por sus bonos a largo plazo. O sea, dado que el Gabinete cobra un crédito con estos niveles de los tipos de interés resultará impensable que a un ciudadano de a pie que puede perder su empleo o resultar ser un estafador, sea cliente de menor riesgo para que disfrute de tipos de interés inferiores a los que paga el Gobierno. No hay que perder de vista dónde vivimos y Bulgaria, a todas luces, no puede ser comparable a Alemania, Holanda o Japón y en los próximos años se pagará una prima de riesgo más elevada.
¿Seguirá el búlgaro dejándose llevar por el conservadurismo en sus decisiones financieras depositando su dinero a tipo de interés casi nulo, o bien, más personas optarán por herramientas financieras alternativas de mayor riesgo pero más rentables como son las acciones y los fondos mutuales?
El problema del mercado búlgaro reside en la confianza. Quienes ofertan semejantes herramientas financieras no consiguen granjearse, de momento, una confianza lo suficientemente alta. Por otra parte, la gente no entiende lo suficientemente bien la esencia de estos productos. Por esta razón, son muy pocos los búlgaros que deciden prescindir de la seguridad de los depósitos bancarios .Este comportamiento persistirá porque la cultura financiera cambia con mucha dificultad. No cambiará en un lapso breve, de uno o dos años de tipos de interés bajos o de 0 %. Cultivar una tal cultura durará varias generaciones.
¿Serán capaces las mayores oportunidades de empleo y la animación económica de impulsar a la gente a ir consumiendo más empleando en este consumo una parte de sus ahorros?
El consumo va cambiando a unos ritmos más lentos. Lo que llamamos consumo en muchos casos presenta el elemento de adquisición de activos duraderos como una vivienda y muebles. Este tipo de compras se mantiene más sensible respecto al ciclo empresarial. En condiciones de crecimiento económico y de baja tasa de desempleo cabe esperar cierto cambio en este sentido. Por lo demás, con la compra de los tradicionales bienes de consumo de poca duración no notaremos un cambio muy importante independientemente del cuadro económico.
¿A dónde se encauzará el enorme recurso de más de 20 mil millones de euros si en un momento determinado los bancos búlgaros apliquen también tipos de interés negativos de los depósitos?
Esto es un drama artificial. También ahora existe gran número de cuentas bancarias por las que los bancos no pagan intereses pero, al mismo tiempo, cobran una tasa por el mantenimiento de las mismas. Numerosas personas guardan su dinero en bóvedas bancarias donde pagan una tasa por este servicio pero no cobran intereses. Esto en la práctica es un rédito negativo, o sea, los ciudadanos pagan para que se les guarde el dinero. De manera que es poco probable que las personas que sean conservadoras y pretendan guardar cierta fortuna acumulada vayan a buscar otra variante y, además, no la podrán encontrar puesto que toda la eurozona ha caído en la trampa de los tipos de interés negativos.
Versión en español por Mijail Mijailov
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