El holandés Patrick Smithuis es autor de las series documentales Mi dolor y tristeza personal y La verdad sobre los bosques búlgaros, que muestran la amarga realidad búlgara a través de los ojos de un extranjero.
Patrick, que ha adoptado a Bulgaria como segunda patria, vive en Sofía desde hace siete años y habla búlgaro con fluidez. Reside en el país de forma permanente desde 2007. Está casado con una búlgara y tiene dos hijas. Desde hace un año se dedica activamente al rodaje de documentales sobre Bulgaria, también se consagra a la beneficencia. Sus documentales se pueden ver de forma gratuita en su sitio web Mi nueva patria (www.mynewhomeland.org).
Patrick Smithuis habla sobre sus películas y sobre cómo percibe a los búlgaros y el futuro del país ante el micrófono del Programa Jristo Bótev de Radio Nacional de Bulgaria, de la que también forma parte Radio Bulgaria.
La belleza de la naturaleza búlgara inspira a Patrick pero la ausencia total de preocupación, que permite que sea destruida a causa de la incompetencia o por intereses económicos comerciales le decepciona.
Los búlgaros son gente maravillosa y agradable –prosigue Patrick– , son inteligentes por naturaleza. Sin embargo, son absolutamente incapaces de hacer una cosa, que es trabajar en equipo. Si quieren cambiar el país tienen que empezar a trabajar juntos. Los búlgaros son grandes individualistas, mientras que lo que une a la gente, en general, es la causa común. El problema que yo veo en Bulgaria, y que, en realidad, es una gran causa común para los búlgaros, es la protección de la naturaleza. Esta causa, empero, no ha aparecido de hoy para mañana. El problema está allí desde hace muchos años pero los búlgaros no parecen ser conscientes de ello.
La historia de los documentales de Patrick se inicia a unos 50 km de Sofía, en el extremo sur de la presa de Ískar. De ahí sale de viaje por Bulgaria y comienza a hacer preguntas, preguntas incómodas a las que, mayormente, no suele obtener respuestas.
Hasta el momento Patrick ha realizado 14 documentales sobre diversos problemas en Bulgaria: desde la construcción de un vertedero en proximidad de la presa de Ískar hasta la tala ilegal e indiscriminada de los bosques búlgaros y la venta de la madera por peñiques. Su primer documental, titulado Mi dolor y tristeza personal, comienza con las siguientes palabras: Hace tiempo que acepté que Bulgaria es mi nueva patria, por eso me duele lo que veo a diario. ¿Por qué la gente tiene miedo? y ¿por qué todo el mundo se ha encapsulado en sí mismo? ¿Por qué los jóvenes, la esperanza de Bulgaria, siguen yéndose a Europa o a Estados Unidos a buscar allí su suerte? ¿Por qué arruinamos la naturaleza? y ¿por qué desperdiciamos los recursos sin que la gente pueda beneficiarse de ellos? ¿Dónde está el plan maestro para Bulgaria?
La UE puede ser un socio muy bueno de Bulgaria –sigue razonando Patrick Smithuis– , puede ser muy útil para todos los países miembros. Sin embargo, ninguno de ellos participa en la Unión privándose de su identidad. Creo que Bulgaria puede desempeñar un papel muy importante en la UE. De momento, el plan y la forma en que se supone que Bulgaria debe seguir adelante conciben que el país debe ser una copia barata de otro país, ya sea Alemania, Francia, Dinamarca o cualquier otro. Estoy convencido de que este no es el camino. Bulgaria posee recursos extraordinarios y tiene mucho que ofrecer a la UE. No es necesario que intente hacer lo que se hace en Alemania, en Hungría o en otra parte de la Comunidad. Lo que debe hacer es cuidar de lo búlgaro, entonces su futuro será exitoso.
Patrick Smithuis fue uno de los organizadores del “Foro bosques”, celebrado recientemente, que reunió a ciudadanos y organizaciones cívicas para elaborar un documento titulado “Visión cívica para el futuro de los bosques búlgaros 2016-2021”. La variante final de la Visión será enviada al Ministerio de Agricultura y Alimentación y a la Agencia Ejecutiva para los Bosques. Una de las propuestas contenidas en la Visión prevé actividades económicas en los bosques públicos a cargo exclusivamente de las explotaciones forestales estatales y municipales; otra, estimular el desarrollo de la industria local de procesamiento de madera con enfoque en la mayor cantidad de valor añadido (productos más acabados);y otras más, iniciar una inspección internacional de la gestión y el control de los bosques búlgaros.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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