Lo más importante para un niño es que crezca sano, feliz, amado y seguro. Estas necesidades habituales, sin embargo, son un sueño para aquellos a los que el destino ha deparado crecer sin cuidados parentales. Toda su vida experimentan sentimientos mezclados de pérdida, incertidumbre, ira y desesperación, porque la sociedad les considera diferentes. Eso les suprime, les amarga, y a veces incluso les lleva a quebrantar la ley. Las razones que llevan a los padres a abandonar a sus hijos son variadas. Además de por problemas financieros, los padres también les abandonan por miedo, especialmente si les han tenido muy jóvenes. Así, llegan a los orfanatos miles de niños que tienen que crecer más rápido que los que viven felices en sus hogares. ¿Qué es de ellos cuando crecen, y cómo se adaptan a la vida real fuera de las instituciones? La fundación "Paso para Bulgaria" es una de las organizaciones que tienen la difícil misión de ofrecer una respuesta a esas preguntas.
En una entrevista para Radio Bulgaria, su director, Yordán Penev, explica: La principal actividad de la fundación ahora mismo es coordinar una red de mentores que se ocupan individualmente de jóvenes motivados por desarrollarse como personas. Ponemos en contacto a cada joven con un mentor que puede ayudarle a encontrar su lugar en la sociedad. Por supuesto, en el proceso de entenderse a menudo cambian de opinión. Por ejemplo, cuando entienden lo que significa la economía o el derecho se reorientan. Lo bueno es que tenemos una extensa red de mentores con experiencia en muchos campos, así que siempre hay con quién poner en contacto a los jóvenes.
Esto es importante para que puedan desarrollar su potencial. Solamente es necesario que alguien crea en ellos y les aporte la seguridad de que tendrán éxito.
Muy a menudo empezamos a trabajar con jóvenes que ya tienen problemas de integración en la sociedad y son víctimas de discriminación en el colegio, ya sea debido a la falta de padres o a un origen étnico diferente. Lo que hacemos con el programa de mentoring y esta formación es adaptarles a la sociedad.
Yordán Penev se graduó en una escuela americana, y después estudió Biología en EEUU. Es voluntario en varias causas humanitarias en Bulgaria, EEUU, Islandia, Gran Bretaña y el Este y el Sur de África. Afirma que ha aprendido mucho de los distintos lugares a los que ha viajado, pero todos tienen algo en común: cada día, sin importar dónde, alguien necesita ayuda. Uno necesita apoyo moral, otra ayuda médica, que a pesar de ser un derecho humano, en algunas partes del mundo es un lujo inalcanzable. No hay mayor satisfacción que ver la sonrisa de un desconocido al que has ayudado. Donar ropa infantil o juguetes a un orfanato o acoger a un niño abandonado son pequeños gestos de empatía que nos hacen mejores. Y los niños sin padres realmente necesitan amor y calidez, y el apoyo de toda la sociedad.
Versión en español por Marta Ros
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