El Domingo de Ramos es una de las festividades más queridas del calendario folklórico búlgaro, entre otras cosas porque es la onomástica de las personas que llevan nombres de flores, arbustos y árboles o son derivados de ellos.
Junto con los nombres antiguos búlgaros que derivan de la palabra tsvete (en español, flor): Tsvetanka (para las mujeres) y Tsvetán (para los hombres), o que significan algún tipo de flor como, por ejemplo, Nevena (caléndula), Iglika (prímula), Rálitsa (flor silvestre que se encuentra en Bulgaria), Kalina (especie de arbusto), Zdravko (nombre derivado de zdrávets, geranio), etc., en Bulgaria son muy populares también los nombres extranjeros de flores: Daisy, Verónica, Dalia, Violeta, Camelia y Jazmíne, entre otros. Éstos últimos, sin embargo, con toda seguridad no se podrán escuchar en las canciones folklóricas búlgaras.
Según nuestros antepasados, bautizar al recién nacido con el nombre de una flor, arbusto o árbol es desearle belleza física, salud, felicidad, y también que disfrute de la atención y el afecto de la gente.
“Había una vez un hombre y una mujer que tenían una hija hermosa como una flor”, así empiezan muchos cuentos de hadas folklóricos. En la noción tradicional, las flores, además de belleza, son símbolo de ternura, lozanía y, no en último lugar, de fertilidad. En Domingo de Ramos las mujeres –jóvenes desposadas y mozas casaderas– recogen ramas de sauce y flores, hacen coronas y ramos y con ellos adornan los iconos y los recipientes en que se trae agua.
En la tradición búlgara las mujeres son la que más a menudo llevan nombre de flor. No obstante no son pocos los representantes del “sexo fuerte” que lucen nombre “floral”. Son nombres muy comunes entre ellos los de Yávor (arce) y Yasen (fresno), dos nombres de árboles que en el folklore búlgaro tienen el poder de proteger. Todavía se encuentran los populares antaño Bosilko (derivado de bosilek, albahaca), Sedefcho (derivado de la planta mágica sedefche, ruda), Trendáfil (una especie de rosa), Rosen (hierba gitanera), Varbán (derivado de varba, sauce), etc.
Las flores, además de bien, pueden causar males por eso hay que conocer muy bien sus propiedades. La rosa roja trendáfil, la hierba de San Benito y la gitanera ayudan contra las travesuras de las náyades, y la caléndula protege de los dragones y las willi.
Criadas en el jardín de una moza o recogidas de los claros del bosque, las flores tienen su lugar en las leyendas, las canciones y las prácticas de curación, y también llenan la vida de colores y pensamientos alegres. Y en Domingo de Ramos es necesario que las haya en abundancia porque entonces culmina el ciclo completo de juegos primaverales de las mozas casaderas.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: BGNES
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