Las evidencias arqueológicas más tempranas de la existencia de cosméticos se remontan a 4000 años a.C. y fueron descubiertas en Egipto. El primer documento escrito con consejos de belleza es el Papiro Ebers, uno de los manuscritos médicos más antiguos del conocimiento herbal, que data del año 1500 a.C. El género humano conoce las propiedades curativas de algunas plantas desde hace unos 5000 años.
Los tracios también sabían aprovecharse de los efectos beneficiosos de las hierbas sobre el organismo humano. En sus obras sobre las plantas, Teofrasto, conocido como “el padre de la botánica”, define a Tracia como una de las regiones más ricas en hierbas medicinales, donde se da su mayor variedad. En su obra titulada Hexamerón, el erudito medieval búlgaro Juan el Exarca ofrece información sobre el desarrollo de la herbología en este país. En el “Tercer discurso”, dedicado a las plantas, escribe: “Nada de lo que existe fue creado sin propósito. O bien sirve de alimento para el ganado, o fue creado como un remedio para nosotros mismos, como cura para alguna dolencia. En el “Sexto discurso” describe cómo a los animales se les trata con diversas hierbas.
Durante siglos, las sustancias activas en las hierbas se han utilizado no sólo con fines medicinales, sino también como productos de belleza. ¿Qué ocurre cuando los conocimientos sobre las hierbas se combinan con los conocimientos en el ámbito de la cosmética? Es algo a lo que se dedica desde hace años María Sávova. Ella explica por qué eligió hacer productos de belleza a base de hierbas así:
Eso viene de familia. Nos inspiramos en mi tatarabuela de la que sólo he oído hablar. Preparaba todo tipo de ungüentos y cremas utilizando diferentes extractos para uso cosmético, y también para el tratamiento de eczemas, picaduras, cicatrices, dolores musculares. Además de inspirarnos, nuestra abuela nos dejó un libro con recetas que mi madre enriquece a lo largo de los años.
María Spásova explica, también, qué conocimientos se necesitan para poder elaborar una receta a base de productos naturales.
Hay que tener conocimientos sobre la naturaleza, las hierbas, los aceites y sus efectos y contraefectos. Estamos en constante búsqueda de fórmulas nuevas, eficaces y competitivas. Es muy importante estar al tanto de las tendencias mundiales en la industria cosmética y poner nuestros productos al día. Y esto es sólo parte de los conocimientos necesarios para inventar una receta.
La firma de María Spásova ofrece una rica paleta de productos cosméticos, 500, aproximadamente. Pero, ¿cómo se idea una receta y cuál es el camino por recorrer hasta que se convierta en un producto de la belleza?
Comercializamos cosméticos con cristales, oro, caracoles, caviar. Nos mantenemos al corriente de las nuevas tendencias pero por lo general son los propios clientes que, mediante su demanda, nos muestran el camino, que nos sugieren qué tipo de producto desarrollar. Crear una receta es la parte más fácil. Luego viene el encontrar las materias primas adecuadas del lugar correcto. En nuestro caso es un poco más complicado porque usamos hierbas y aceites que son, principalmente, estacionales. Luego está el lado administrativo, que está relacionado con análisis, redacción de informes, documentos, evaluación de la seguridad, registro del producto. Y, por supuesto, su visión final y la fabricación para hacerse un hueco en el mercado.
Los clientes de la firma, que está en el mercado desde 1991, son particulares y grandes empresas internacionales para las que trabaja principalmente bajo su marca. Por eso le preguntamos a María Spasova si tiene una receta para el éxito y cuál es el ingrediente secreto.
Antes solía decir que no hay tal receta pero en realidad sí existe. Me llevó algún tiempo sintetizarla y formularla. Los ingredientes son una combinación de mucha pasión, paciencia, perseverancia, trabajo duro, noches sin dormir y amor por lo que se hace. Y por último, pero no menos importante: un equipo y una familia con los que puedes contar. Ese es el secreto del éxito.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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