Atleta nacional de lucha con largo palmarés de triunfos en los cuadriláteros europeos y búlgaros. Así es cómo se conoce a Mehmed Feraim, de 27 años de edad, que hoy en día también está cosechando éxitos en las plantaciones de fresas de Pechenitsa, su aldea natal en la parte nororiental de la Llanura danubiana.
“Hasta ahora mi familia se dedicaba a la ganadería, pero el sueño largamente acariciado de mi padre era el cultivo de fresas ecológicas −cuenta el joven granjero− . Como ya llevo un año en nuestra aldea, después de retornar a ésta, hemos decidido llevar a la práctica esta idea. A los efectos del cultivo de las fresas con el fin de conseguir una producción sana, limpia y de calidad, nos estamos asesorando con un experto en bioagricultura y este año ya vamos recolectando la primera cosecha”.
La familia de Mehmed cultiva 3 hectáreas de fresas orgánicas. En este tipo de producción se emplean abonos y productos ecológicos, no se permite utilizar ninguna clase de pesticidas y se están vigilando todos los índices de la vegetación de las frutas, dice Mehmed explicando el largo y arduo proceso de la agricultura orgánica. La producción es muy costosa, pero Mehmed se siente satisfecho y describe su satisfacción de la siguiente manera: ”Créanme, el sabor de las fresas ecológicamente puras es completamente distinto, auténtico. Jamás había degustado yo fresas tan dulces”.
Uno de los retos que está afrontando este joven cultivador de fresas orgánicas estriba en la falta de mano de obra. No obstante, a través de las redes sociales, ha logrado reclutar a gente que trabaje en los fresales.

”Ayer contamos con 30 recolectores, y hoy su cifra ha subido a 50. La lluvia entorpece grandemente nuestras faenas. La fresa es una fruta delicada y perecedera, contraria a la humedad. Hoy hemos cosechado dos toneladas, cuando teníamos que haber recolectado cinco. Espero que podamos terminar con la recogida de las fresas antes del 20 de junio”.
Por lo que se refiere a la comercialización de la producción, este ex campeón de lucha y actual granjero se muestra sereno.
”Hay mucho interés por nuestras fresas −comenta− . Llevamos nuestra producción a la ciudad de Veliko Tárnovo, a un punto de acopio dotado de enormes frigoríficos, y de ahí la producción ecológicamente limpia emprende su camino hacia los mercados europeos. Se están haciendo continuamente muestreos y los análisis ponen de manifiesto que las fresas cultivadas en las plantaciones de la aldea de Pechenitsa son de gran calidad y han sido cultivadas en conformidad con la naturaleza”.
Ser agricultor en la actualidad significa ser responsable del futuro de las abejas, los suelos, las aguas y el porvenir de la posteridad; es el credo por el que se está guiando Mehmed Feraim en su nuevo desempeño. Este joven agricultor no deja de llevar a quienes lo visiten a los fresales que cultiva para agasajarlos con las frutas de un sabor auténtico e inconfundible.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: archivo personal de Mehmed Feraim
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