La escuela de pintura búlgara tiene rancias tradiciones y destacados maestros del pincel que difunden su fama en el mundo. Vladimir Dimitrov–El Maestro, Zlatyu Boyadzhíev, Dechko Uzunov, Ivan Mrkvicka, Iván Milev, Konstantín Shtarkelov, Tsanko Lavrenov son solo algunos de los artistas que ocupan un lugar digno en el tesoro de las bellas artes del mundo. Sin embargo, las damas en esta “lista de los destacados”son poco conocidas. Algunas de ellas han sido olvidadas por completo, mientras que de otras se habla raras veces.

Un hecho del que puede presumir cada nación es que en 1999 el Instituto Biográfico Norteamericano (American Biographical Institute, Inc.) nominó la búlgara Lika Yanko como Mujer del Año. El arte de la artista de origen albanés estuvo prohibido en Bulgaria durante más de veinte años. Su primera exposición individual en Sofía, en 1967, fue suspendida el sexto día de su inauguración, y a la pintora le fue prohibido exponer hasta 1981. Las autoridades de entonces la acusaron de “vanguardismo”, “formalismo” y “falta de disciplina”. Durante 14 años no pudo participar en exposiciones ni viajar al extranjero. 

Mucho más glamurosa, si bien casi olvidada ya, fue la vida de una de las primeras artistas búlgaras, Elisaveta Kónsulova–Vázova (1881–1965). Fue la esposa de Borís Vazov, político y figura pública, así como hermano del Patriarca de la literatura búlgara, Iván Vazov. Entre las dos guerras mundiales, Elisaveta Kónsulova–Vázova cosechó un éxito internacional extraordinario.

Durante este periodo se desempeñaron las pintoras modernistas búlgaras Vera Nédkova (1908–1996) y Vera Lúkova 1907–1974),así como Sultana Suruzhón o Souroujon (1900–1962), que posteriormente cobró enorme popularidad en Israel, país en que terminó sus días, cuenta a Radio Bulgaria Milena Bálcheva – Bózhkova, que junto con el Prof. Chavdar Popov es autora de un nuevo álbum bilingüe (en búlgaro e inglés) titulado Cincuenta mujeres en la pintura búlgara.

Milena Ioitch es la única artista búlgara que tiene un cuadro en el Museo de Mujeres Artistas de Washington, recuerda Milena Balcheva–Bózhkova, agregando que ya a la sazón los críticos búlgaros encasillaron el arte, dividiéndolo en femenino y masculino. La etiqueta de “arte femenino” apunta a los temas y tramas eternos en los que las damas centran su atención como el bodegón, el retrato femenino, el retrato íntimo, el paisaje.

La presencia palpable de las mujeres en las bellas artes búlgaras se dejó sentir en las dos primeras décadas del siglo XX, pero las primeras manifestaciones femeninas en este ámbito en Bulgaria se produjeron a caballo entre los siglos XIX y XX. Eso sí, eran de carácter esporádico y se dieron principalmente en la pintura, señala Milena Bálcheva–Bózhkova. Posteriormente, las mujeres comenzaron a ser más activas en todas las esferas de las artes plásticas como la pintura, las artes gráficas, la escultura, el arte textil y la cerámica.

El material que recoge el nuevo álbum es una especie de muestra representativa que ofrece a los entendidos un cuadro conciso y generalizado del desarrollo de las artes plásticas en Bulgaria de principios del siglo XX hasta la actualidad. Curiosamente, la idea de la publicación surgió hace unos dos años atrás, cuando el príncipe Nikita Lobanov–Rostovski, nacido en Bulgaria, visitó la Fundación Internacional Santos Cirilo y Metodio, y más tarde donó 3 000 euros para la realización del proyecto. 

Versión en español de Hristina Táseva