Las obras de la joven artista búlgara Kalina Mújova se caracterizan por su estilo tranquilo y elegante. Sus exquisitos dibujos a lápiz, en blanco y negro o en colores, impactan por su profundidad y contraste. Ha ilustrado numerosos libros, cuentos e historietas y sus obras han sido seleccionadas para participar en la Feria del Libro Infantil de Bolonia en 2018 entre las obras de más de 3.000 artistas del mundo entero.
Sin embargo, el más reciente proyecto de esta talentosa pintora no tiene nada en común con el mundo del dibujo, ya que Kalina decidió embarcarse en un experimento artístico audaz,creando las primeras ilustraciones en Bulgaria bordadas a mano. Son parte del enfoque innovador de la editorial con la que trabaja Kalina.
“Hace un tiempo que me dedico a hacer bordados y a subir lo elaborado en las redes sociales −cuenta Kalina a Radio Bulgaria− . Cuando me ofrecieron ilustrar un libro, la idea me gustó enseguida, ya que nunca había trabajado en algo tan complejo como el bordado. Me pareció un gran reto, pero a la vez interesante. La historia que me ofrecieron para trabajar es de León Tolstoy, se trata de uno de los pocos libros para niños que escribió”.
Las páginas del libro Iván el tonto, que Kalina ha recreado con hilo y aguja, transmiten la sensación de un cuento de hadas ruso, pero además impresionan por la precisión y la atención al más mínimo detalle. ¿Cuánto tiempo tardó en elaborar las imágenes bordadas?
“En realidad, me tomó menos tiempo del que esperaba −comenta Kalina− . En el libro hay una página doble que requirió más de diez días, mientras que para las ilustraciones más pequeñas necesité entre tres y cuatro días, lo que no es tanto para mí, ya que si dibujo con lápiz necesito entre dos y tres días. En total, terminé todo el proyecto en un verano”.
Kalina no se dedica al bordado profesionalmente y su trabajo en las ilustraciones de Iván el tonto es su primer intento artístico de hacer algo similar. Comenzó a experimentar con diferentes técnicas y poco a poco se fue familiarizando con este arte, seleccionando los hilos con habilidad y creando las imágenes que aparecen en las páginas del libro.
“Elegía los materiales idóneos por intuición. Los colores eran más importantes ya que pudiera recrear la atmósfera −explica la joven artista y cuenta qué fue lo más difícil en la elaboración de las ilustraciones− . Fueron los rostros, ya que sus características son muy complejas en general. El resultado cada vez era bien diferente de la idea que tenía al principio. Sin embargo, en esto en gran medida reside también la belleza de los bordados. Se trata de una técnica en la que no se puede dar marcha atrás, así que los errores hay que aceptarlos. Esta experiencia ha cambiado en gran medida mi forma de trabajar en las otras esferas de la ilustración”.
Kalina Mújova dice que un proyecto de este tipo requiere de bastante paciencia y tiempo, pero reconoce que: “Si saliera la historia apropiada, sin duda volvería a hacerlo”.
Versión en español de Hristina Táseva
Fotos: archivo personal
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