Los inicios de la espeleología organizada en Bulgaria se establecieron el 18 de marzo de 1920. Desde 1975, los espeleólogos de este país no han dejado de enriquecer el registro principal de las cuevas búlgaras, donde a la fecha están recogidas información y mapas de más de 6.000 cuevas exploradas.
“Distraídos por la pandemia del coronavirus, como si nos hubiéramos olvidado la fecha cuando fueron puestos los fundamentos del movimiento espeleológico organizado en este país, pero echemos un vistazo a la historia, porque éste no empieza con nosotros”, han publicado en su página los espeleólogos de la Sociedad Búlgara de Espeleología. También allí describen “el placer que se experimenta al contemplar las bellezas subterráneas incomparables de las grutas”. Sin embargo, agregan que este no es el único atractivo para practicar la espeleología.
Hasta hoy en día las cuevas esconden rincones donde ningún humano ha puesto un pie todavía. Además son el último refugio para los románticos que buscan sitios vírgenes, inmaculados y tranquilos en medio de la naturaleza.
Para las personas con espíritu investigador, la espeleología es una actividad en la que aún se pueden hacer descubrimientos. En 1937, Dimítar Tishin, uno de los primeros en haber tenido el coraje de internarse en las grutas de Bulgaria, describió la experiencia vivida al entrar en la cueva Su batti, cerca de Kotel, con una profundidad de 58 metros, donde las aguas de un claro arroyo de montaña fluyen bajo tierra.
“El agua me cubrió, solo mi cabeza permanecía en la superficie. Respiraba con dificultad. Fui avanzando con cautela hasta entrar en una sala grande y oscura y, ¡oh, milagro! El techo y las paredes estaban cubiertos de estalactitas y estalagmitas intactas. Es como si allí trabajaran decenas de los escultores más hábiles”.
Hoy en día, el movimiento espeleológico búlgaro es el de más rápido desarrollo en toda la Península Balcánica. Bulgaria tiene un papel protagónico en la esfera del rescate de cuevas. “En algunos ámbitos, la espeleología búlgara es líder no sólo a nivel regional, sino también global”, dijo hace un par de años Yávor Shopov, presidente de la Federación de Espeleología de Bulgaria, con motivo del 90 aniversario del movimiento.
Los espeleólogos se consideran a sí mismos personas de una raza especial, su amor por la belleza de las cuevas escarpadas e inaccesibles no conoce límites. Puede conocer lo que tiene que decir sobre la labor difícil pero fascinante de las personas que se dedican a esta actividad Dimítar Paúnov, un espeleólogo de larga trayectoria y ex miembro de un club de espeleología de la capital búlgara, Sofía, pulsando AQUÍ.
Versión en español de Daniela Radíchkova
Fotos: Federación de Espeleología de Bulgaria y prof. Yávor Shopov
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