El buceo y el conocimiento de las profundidades del mar Negro están entre las atracciones más demandadas en la ciudad marítima de Sozópol este verano. En estos momentos los clubes de buceo locales trabajan a pleno rendimiento.
Habitualmente la aventura subacuática, junto con las instrucciones que se dan, dura poco más de dos horas. “El fondo del mar Negro es un lugar extraordinario. En el mundo no hay otro sitio como este”, señala entusiasmado Nayden Nedev. Aduce como ejemplo el bosque pétreo situado en el fondo del mar Negro, cerca del embarcadero de Sozópol.
“Hace 10 millones de años en este lugar existía un bosque de cedros y la localidad era pantanosa. Después de una serie de cataclismos estos árboles cayeron y quedaron atrapados en el limo de los pantanos. El mar fluía y refluía, pero gracias al hecho de que quedaron atrapados por el limo, los árboles se conservaron intactos. En estos momentos podemos observar sistemas de raíces, troncos y tallos de seis a siete metros de largo. Los árboles están triturados y no tienen el aspecto de los bosques que conocemos, pero presentan una vista única en su género”, cuenta Nayden.
Durante sus viajes subacuáticos los buceadores experimentados observan buques fantasmales petrificados en el tiempo. “La sensación es que uno mira la historia a los ojos”, afirma el experimentado buceador. A 40 metros bajo la superficie del mar yace el buque de carga Rodina, que en 1941 dio simultáneamente con dos minas y se hundió. El antiguo buque de cargas norteamericano Mopang es la otra curiosidad subacuática de la región.
En 1921 el buque estalló tras dar con una antigua mina cerca del islote de San Juan, próximo a Sozópol. “El 1 de julio conmemoramos el centenario del hundimiento de Mopang. Con este motivo el buque fue declarado oficialmente un sitio de interés arqueológico”, señala Nayden. Las embarcaciones sumergidas se convierten en arrecifes artificiales habitados por una increíble variedad de organismos, un hecho que produce gran alegría entre defensores de la naturaleza, exploradores y buceadores.
Los buceadores de corta experiencia quedan sorprendidos al ver la inesperada variedad de peces, a pesar de que se sumergen a una profundidad que no supera los 5 metros y medio.
“Se trata de decenas de seres vivos como cangrejos, peces, camarones, gobius, rapanas y todo tipo de mejillones. Los buceadores pueden observar todo esto en las aguas de poca profundidad en la zona rocosa cerca de la costa −dice Nayden− . Hemos hecho tal organización que alimentamos los peces con rapanes. Desde el momento en que nos sumergimos al agua hasta alcanzar el punto más profundo para los buceadores noveles, los peces se agrupan alrededor de nosotros en espera de recibir alimentos. Para una persona que nunca ha practicado el buceo es muy impresionante ver cómo el pez no huye, sino que gira alrededor de su mano igual que una mascota”.
Nayden Nedev ha instalado un buzón subacuático a semejanza de una decena de este tipo de buzones por el mundo entero. En éste los buceadores pueden dejar una carta en una bolsa al vacío con un sello. Después Nayden echa la carta al buzón de Sozópol. Así, partiendo desde el fondo del mar, el mensaje acuático puede alcanzar el punto más alejado del planeta.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: Nayden Nedev
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