Las consultas mantenidas por el presidente de Bulgaria, Rumen Radev, con las fuerzas políticas de representación parlamentaria antes de la entrega del segundo mandato de formación de gobierno, han movido a algunos analistas a vaticinar que el Parlamento no va a lograr, una vez más, sancionar un gabinete regular. Según la socióloga Boryana Dimitrova, la 46 Legislatura de la Asamblea Nacional no conseguirá aprobar un gobierno y en lo sucesivo el reloj dará marcha atrás, siendo los más perjudicados en este retroceso los llamados “partidos de protesta”.
Es distinta la opinión de Parván Simeonov, según el cual no hay que descartar todavía la posibilidad de que en el marco del Parlamento elegido en julio se pueda sancionar un gobierno. A juicio de este sociólogo, para que esto ocurra en la 46 Legislatura, el jefe de Estado debería entregar el tercer mandato a la fuerza política de menor representación parlamentaria,¡Yérguete.Bg! ¡Ya venimos! En una entrevista para Radio Nacional, Parván Simeonov ha explicado su postura expresando que se trata de un movimiento tanto de izquierdas como de derechas y que, además, esta formación política es pequeña y no tiene posibilidad de monopolizar el mandato, pero puede actuar como fuerza unificadora.
El presidente de Bulgaria: “Está en juego el tercer mandato para formar gobierno"
Varias entrevistas a búlgaros residentes en el extranjero también traducen la esperanza de que la Asamblea Nacional pueda lograr, con todo, sancionar un gobierno. Margarita Takach, residente en Alemania, cree que la salida del impasse en el que se encuentra Bulgaria deberá buscar la fuerza política a la que se asigne el tercer mandato: “Esto sería una oportunidad, reconocida por todos los partidos, para que se forme un gobierno de expertos, de cierto horizonte cronológico, que se dedique a los temas más importantes de candente actualidad, como son la reforma de Justicias, la Educación y la Sanidad”, dice ella.
Formula conclusiones curiosas sobre lo que está pasando en Bulgaria y el cambio en el seno de la sociedad Borislav Nikolov, un búlgaro que lleva 32 años asentado en Canadá:
“Bulgaria parece cambiada en dos sentidos: uno se traduce en el dramático aumento de las construcciones, y el otro en el hecho de que a los búlgaros se les ve, aparentemente, más tranquilos y serenos. Sin embargo, en lo que se refiere a su comportamiento, los búlgaros me dejan estupefacto, sobre todo cuando se trata de política nacional, de intereses nacionales y de diputados llamados a defender los intereses del electorado y del pueblo búlgaro en su conjunto. Me parece que las personas que postulan a ocupar puestos encumbrados deben portarse de un modo más educado al plantarse ante su auditorio propio y no sólo delante de éste, porque la impresión que suelen dejar es pasmosa”.
A la pregunta de si ejercería su derecho a voto en unos nuevos comicios parlamentarios, Nikolov contesta tajante:
“Si hubiera nuevas elecciones yo no votaría. Creo ilegítimo que los diputados de un Parlamento estén desgarrados por tantas desavenencias y obliguen a la gente a votar cada tres meses. Hay un sentido común que reclama que los diputados elegidos encuentren las vías para colaborar”.
Semejante renuencia a votar posiblemente la sientan también numerosos búlgaros, en este país y en el extranjero. En este sentido, la participación electoral más baja aún en eventuales, terceros o comicios parlamentarios, augurada por analistas, parece no distar mucho de la realidad. Entrevistado por Radio Bulgaria, Kaloyán Búkovski, analista financiero de Gran Bretaña, comenta lo siguiente:
“Los primeros comicios en abril y julio fueron marcados por la energía de las protestas de 2020 y de campañas electorales en las que se hacían reiteradas referencias a lo nuevo, al cambio. Es muy natural que la extraordinaria energía de la gente que eligió en dos ocasiones un Parlamento multipartidista fuera a bajar, y que ya se careciera del estímulo inicial, de manera que es posible que los partidos del statu quo recobren sus posiciones en unas elecciones posteriores. En lo que se refiere a la campaña, los partidos del cambio dispondrán del mayor incentivo para promover una campaña complementaria. Sin embargo, en las elecciones del pasado 11 de julio se puso de relieve que, probablemente, se había logrado el máximo de la movilización electoral a través de mensajes. Estos mensajes no cambiarán, pero es inevitable la desviación de la atención del electorado de la vida política”.
Búkovski ha señalado que la participación electoral también depende de si los comicios anticipados coincidirán con los presidenciales:
“La institución presidencial es algo que la sociedad concibe con seriedad. Este hecho, y la época de vacaciones estivales que ya habrá concluido, podrían provocar una mayor participación en las urnas”.
Adaptado por Yoán Kolev
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES
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