Después de la Epifanía y la tradicional danza joró en las aguas gélidas en que participan los hombres, la serie de ritos celebrados en enero continúa el día de san Juan, 7 de enero, cuando la Iglesia Ortodoxa venera a san Juan Bautista, que bautizó a Jesucristo en las aguas sagradas del río Jordán.
La fiesta popular está dedicada a los padrinos de boda, a la hermandad y, desde luego, a todas las personas que llevan los nombres Iván, Ivanka y sus derivados. Los ritos que se practican también guardan relación con la fuerza purificadora del agua consagrada en Epifanía.
Los mozos bañan a las mozas rociándolas con agua o tratando de arrojarlas al río por sorpresa. Esto da pie a mucha risa y bromas. El día de san Juan participan en el rito las mujeres casadas, las prometidas y quienes celebran su onomástica. Hasta hoy en día en algunas regiones de Bulgaria los koledar suelen bañar a su líder y así el rito que practican en Navidad se considera ultimado. Por su parte, el líder los invita a la mesa festiva de su casa.
Según la costumbre, este día los padrinos rocían de agua o vierten agua sobre la joven pareja desposada el año pasado y por la tarde los cónyuges obligatoriamente visitan la casa de sus padrinos de boda y llevan pan, vino, carne asada, etc.
De esta manera oficialmente se pone fin al rito de guardar silencio en presencia del padrino como forma de respeto por parte de la novia, ya que éste es considerado protector de la joven familia. Las familias que llevan casadas varios años también reafirman su respeto hacia los padrinos. Una parte indisoluble del día de San Juan es el joró en que toman parte jóvenes y mayores.
La fiesta que sigue es Bábinden (día de las obstetras) que en la tradición folclórica de los búlgaros es el último rito vinculado con los baños rituales. Han terminado “los días sucios” y esto significa que pueden comenzar las bodas y los compromisos que están permitidos hasta el inicio de la Gran Cuaresma.
Versión al español de Hristina Táseva
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