La tierra despierta del sueño invernal, el sol nos sonríe y los colores de las flores nos acompañan en nuestro día a día. Es la época en que celebramos una de las fiestas favoritas de los búlgaros: el Domingo de Ramos.
En la tradición cristiana el día es venerado como la solemne entrada de Jesucristo en Jerusalén. Según los textos evangélicos, el hijo de Dios entró en la ciudad sagrada y fue recibido por sus vecinos con ramas de olivo, palmera y laurel, mientras todos clamaban “¡Hosanna!”. Precisamente por esto después de la santa liturgia los cristianos se llevan ramas de sauce bendecidas que recuerdan las palmas con las cuales fue recibido el Redentor.
A pesar de que todavía no ha terminado el ayuno pascual, el Domingo de Ramos está permitido consumir pescado. En muchos lugares en Bulgaria se amasan hogazas rituales que ostentan la forma de una flor.
El Domingo de Ramos celebran su onomástica todas las personas que llevan nombres de flores y plantas.
A partir de mañana comienza la Semana Santa que terminará en vísperas de la Resurrección de Jesucristo, una época en la cual podemos pensar sobre la vida y la muerte y reconsiderar lo valioso y tratar de acercarnos a lo espiritual.
El 14 de septiembre, la Iglesia Ortodoxa Búlgara rinde homenaje a la cruz en la que fue crucificado Jesucristo. La Exaltación de la Santa Cruz del Señor, o Día de la Santa Cruz, es una de las 12 grandes fiestas cristianas. Es uno de los cuatro días..
En julio de 1878, tras la décima guerra ruso-turca, el Congreso de Berlín dividió las tierras balcánicas habitadas por búlgaros en cinco partes. El norte de Dobrudzha fue cedido a Rumanía. Serbia recibió el sanjacado de Niš. Las tierras situadas..
Era el año 1883. Con el proyecto del arquitecto Pietro Montani, en la ciudad de Plovdiv comenzaba la construcción del edificio de la Asamblea Regional de Rumelia Oriental, una provincia búlgara autónoma dentro del Imperio Otomano, una de las partes de..