¡Un año más celebramos la Pascua de Resurrección! Durante más de dos milenios la buena nueva de la Resurrección del Salvador es motivo de alegría para los cristianos ortodoxos y les insufla la esperanza de que la vida continúa después de la muerte. Lamentablemente por tercer año consecutivo sobre el regocijo del mundo ortodoxo se ciernen graves amenazas que a la vez son retos ante la fe: enfermedades, muertes en masa y guerra entre dos pueblos cristianos.
Sobre este telón de fondo la latente división en el seno de la sociedad búlgara se transforma en rencor y contraposición. Cuando reprochamos a los demás y ponemos líneas divisorias, el rencor que sentimos nos aleja del Señor. Recordemos que el amor al prójimo constituye la máxima virtud en la fe cristiana. Precisamente en el amor está expresada la fuerza de la Resurrección en la cual participamos consumiendo la Santa Eucaristía.
“La preparación para estos días preclaros comienza el Domingo del Perdón, cuando nos perdonamos unos a otros, señala el padre Vasiliy Saryan, responsable del templo capitalino Transfiguración de Cristo. Esto no significa que cuando hayamos perdonado una vez debemos dejar de perdonar a los demás al día siguiente. En todo momento debemos estar dispuestos a pedir y a dar perdón. La propia oración Padre Nuestro nos enseña a hacerlo. En varios sitios en los textos evangélicos el Señor dice “Perdonen para que vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras transgresiones”.
No podemos pedir algo de Dios sintiendo ira, mostrándonos agresivos y tratando mal al prójimo. Dios es amor y nosotros, como creaciones suyas debemos ser portadores de este amor. Es normal que en un momento alguien esté enfadado, ofendido o que insulte pero inmediatamente debe perdonar al prójimo y olvidar lo sucedido. De lo contrario seguirá sintiendo ira. Cuando uno perdona se siente libre y tranquilo”.
Desde luego, cada uno tiene libre albedrío, principios y punto de vista propios sobre lo que es correcto o no pero la Resurrección es un motivo de máxima alegría y debería aunar a los cristianos”.
“Sí, es así pero vemos que el mundo no está unido. Incluso en el seno del cristianismo existen grandes divisiones, una de las cuales son las distintas fechas de la celebración de la Pascua de Resurrección a pesar de los claros indicios que nos ha dejado Dios. Él no quería que su iglesia se divida. Esto es obra del diablo. Todos conocemos la propaganda diabólica que reza:“Dividir para reinar”, difundida en el mundo entero, en todos los ámbitos de la vida y cuyo objetivo es alejarnos de la libertad y de la paz espiritual que cada uno debe llevar en el corazón, en el alma y en la conciencia.
Incluso en lo espiritual la división es enorme. ¿Y qué decir del ámbito económico, industrial, geopolítico o militar? Estas son las vías por las cuales el mal tarta de destruir la humanidad”.
Dicen que los ojos ven el mundo tal como lo percibe el alma. La belleza creada por Dios está a nuestro alrededor pero las personas no la notan, sino que la destruyen. “Todo esto podría ser distinto si las personas se atuvieran a los principios evangélicos basados en el arrepentimiento y el perdón. Si lo primero que buscamos es Dios, todo lo demás en nuestras vidas se arreglará de manera excelente”, señala el padre Vasiliy.
“Los ojos espirituales son los ojos de la caridad y se abren cuando vivimos tal como nos manda Dios. Lamentablemente son pocas las personas que entregan su camino en la vida y su alma a Dios y apenas entonces piensan en su día a día y en sus anhelos puramente humanos. Esto se nota en la manera en que uno se siente durante la misa, en sus palabras y en su comportamiento. Si las personas se dan cuenta de que primero deben buscar la gloria de Dios y después pensar en lo terrenal entonces sus ojos espirituales se abrirán y podrán ver al mundo tal como es en realidad.
Cuando todavía no hemos abierto los ojos espirituales, percibimos al mundo con los cinco sentidos pero éstos a veces nos fallan porque el hombre está limitado en sus percepciones físicas. Si tenemos abiertos los ojos espirituales, sin embargo, el mundo y el Universo adquieren un sentido absolutamente nuevo que nos llena de paz y alegría”.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: BGNES, Darina Grigorova
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