"Nuestro deber como DJ y productores es despertar el interés de los jóvenes por la música tradicional búlgara", dice para Radio Bulgaria Fabrizio Parisi en cuyas venas fluye sangre búlgara e italiana.
Nació en Basilea (Suiza), vivió allí hasta los 5 años, cuando se trasladó con su familia a Italia. Su padre es un productor musical italiano y el encuentro con la madre de Fabrizio en Bulgaria fue una pura casualidad, durante un viaje a Bulgaria por unos días en los años 70. El trabajo de su padre con super estrellas del pop italiano como Ricchi e Poveri y Al Bano and Romina Power le deparó una vida dinámica y difícil a la vez, pero gracias a él se gestó su vínculo con la música.
“Mi padre fue la primera persona que me hizo tocar, en vez de elegir el canto como yo quería. Empecé a tocar música clásica en el piano cuando cumplí 6 años de edad.
Fabrizio guarda unos maravillosos recuerdos de los conciertos a los que asistía con su padre cuando era niño, con la música de Santana, Doors, Led Zeppelin. "En aquel momento quise subir al escenario y sentir la emoción de los artistas", recuerda Parisi.
Hoy el músico comparte su tiempo entre Italia y Bulgaria que es una fuente inagotable de inspiración para sus obras. Fabrizio reconoce que cuando selecciona una canción folclórica que trabajará procede con gran respeto:
“Hay que tener mucho cuidado, porque la música folclórica búlgara está compuesta casi íntegramente en compases irregulares, explica el artista. Una gran parte de la música folclórica fue creada durante los cinco siglos del yugo otomano. Por esto las historias que se cuentan en las canciones llevan en sí la esperanza de un futuro mejor.
El otro detalle que es importante a la hora de seleccionar una canción es la voz que la canta. Es muy importante elegir la voz idónea que conmoverá a las personas”.
La selección de una determinada canción que cobre vida a través de un remix es solo una parte de la responsable tarea que tiene cada DJ o productor, explica Fabrizio Parisi.
“Cada país tiene su folclore que está limitado a un círculo estrecho de personas. Por esto es muy bello cuando un DJ loga aprovechar parte de esta música en la melodía que crea y popularizarla en los clubes. Esta hazaña convierte a los DJ y a los productores en una especie de instructores y esto es magnífico. Nuestro objetivo es que los jóvenes oigan y se animen a aprender algo más sobre la música que les ofrecemos”.
En lo que se refiere a las oportunidades de los intérpretes búlgaros de cosechar éxito fuera de Bulgaria, Fabrizio es categórico que tienen oportunidades iguales a las de los demás músicos por el mundo. El problema reside en la enorme competencia que hace que el camino al éxito sea tan difícil.
“Con la aparición de Internet las limitaciones territoriales desaparecieron. Ya no importa dónde nació uno, donde vive o trabaja. Por ejemplo Imanbek, uno de los últimos ganadores del premio Grammy. Es de Kazajstán y vive en una pequeña ciudad en ese país. Antes de ganar el premio trabajaba en la estación que está detrás de su piso. Su remix Roses se convirtió en un éxito mundial. Todo lo que tiene importancia hoy en día es la calidad del producto y no la persona o el lugar donde fue creado”.
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