Una llamada telefónica a la línea nacional de lucha contra el tráfico de personas no cuesta nada, pero puede salvar la vida y la salud de una persona que sin querer ha caído en las redes de grupos delictivos. Este es el principal mensaje de la campaña ¿Me ves?, que es una iniciativa conjunta de la Comisión Nacional de Lucha contra el Tráfico de Personas y la Fundación Campaña A21. Su objetivo es sensibilizar y extremar la atención de la sociedad búlgara. La estadística del tráfico de personas a escala mundial es escalofriante: en estos momentos hay casi 50 millones de “esclavos” modernos que están involucrados en una forma de explotación.
En Bulgaria se habla del problema desde hace años y a pesar de la información accesible en los medios de información, el país sigue ocupando uno de los primeros puestos en la clasificación negativa de los estados en los cuales “se exportan” personas para ser utilizadas y explotadas. Con mayor frecuencia esto sucede durante sus intentos de encontrar mejores condiciones de vida en el país o en el extranjero. Según datos de la Fiscalía, para el año 2021 los búlgaros víctimas de tráfico suman 468 y desde la Comisión Nacional de Lucha contra el Tráfico de Personas han identificado a 132 víctimas.
Para alzar la voz de alarma sobre el riesgo potencial de tráfico de personas y para que el mensaje llegue al mayor número posible de búlgaros, los autores de la campaña han realizado dos cortometrajes que describen detalladamente la historia de dos jóvenes que cayeron en las redes delictivas de los traficantes. “El objetivo de las dos cintas es que cada espectador se dé cuenta qué fácil es verse metido en una forma de tráfico de personas que lleva a explotación sexual o laboral”, dice Mónica Nikolova de la campaña A21.
“Hay una línea telefónica nacional, 0800 20 100, a la cual se pueden reportar denuncias y averiguar una oferta de trabajo que ha despertado dudas. En 2021 hubo casi 800 llamadas a la línea roja”, ha recordado Mónica Nikolova en una entrevista para Radio Nacional de Bulgaria. En sus palabras, se convierten en víctimas de explotación laboral y sexual sobre todo personas de las regiones más pobres en Bulgaria como Vidin, Montana, Vratsa y Pleven.
Aparte de los importantes mensajes que envían al auditorio, los cortometrajes Ciudad de Fantasmas y En la costa del mar destacan por la actuación de los artistas Martin Hristov y Ángela Nedyalkova que recrean con gran maestría las vicisitudes de los protagonistas que cayeron en la trampa del tráfico. Hace pocos días los jóvenes actores tuvieron la posibilidad de presentar las cintas y debatir con el público los problemas relacionados con la esclavitud del siglo 21.
“Cuando una actriz interpreta la imagen de una mujer que se convirtió en víctima de tráfico y explotación sexual no es posible que no sienta una gran compasión por su tristeza, dolor e ira por todas las injusticias que tuvo que vivir”, dice la joven actriz Ángela Nedyalkova con respecto a su papel en la cinta En la costa del mar.
Es como imaginarse que de repente toda tu vida se desmorona. El espectador siente el deseo de cambiar algo y hay maneras de hacerlo. Debemos estar despiertos, observar mejor qué es lo que sucede a nuestro alrededor y prestar más atención a los demás miembros de la sociedad. Entonces veremos los indicios del tráfico de personas y explotación. El siguiente paso es enviar una denuncia a la línea roja nacional”.
“La causa de no recibir tantas denuncias en la línea roja es el tráfico interno. Con mayor frecuencia recibimos llamadas de víctimas que ya están en el extranjero y no de las que están siendo explotadas en el país”, ha explicado Cristian Elliot, guionista y director de las películas para Bulgaria y de más de 20 otras producciones dedicadas a los derechos humanos y la libertad de hacer una libre elección en la vida.
“Casi en cada país por el mundo hay tráfico interno, señala el director. El caso de la protagonista de la cinta En la costa del mar es real, se trata de una chica víctima de tráfico de personas. Cuando hablamos de ella a algunos búlgaros a ellos les pareció imposible que haya persona que no haya visto el mar. Pero esto era verdad y el deseo de esta chica de ver el mar junto con su gran pobreza conformaban su estado de vulnerabilidad. Precisamente esto fue la causa de su destino tan trágico. Al revelar este caso deseamos que un mayor número de búlgaros adopten acciones en la lucha contra el tráfico interno.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: pixabay, Facebook / A21 Bulgarıa, Guergana MánchevaHace unos pocos días se inauguró en la ciudad de Burgas, en la costa búlgara, un espacio donde el arte, la ciencia y la magia se dan la mano. Los visitantes del Museo de lo Imposible se transportarán a mundos paralelos para aprender más sobre el..
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