En 2018, la Comisión Europea propuso que se ponga fin al cambio del horario de verano y el horario astronómico, tomando en consideración la voluntad de 4,6 millones de ciudadanos europeos que participaron en una encuesta sobre el tema. La Comisión recibió apoyo para esta decisión asimismo en el Parlamento Europeo, donde tras 410 votos a favor, 192 en contra y 51 abstenciones fue resuelto que los países que prefieran mantener el horario estándar (de invierno) podrán cambiar sus relojes por última vez el último domingo de octubre de 2021. Sin embargo, esto no sucedió en la práctica.
A finales de octubre, una vez más volvimos a retrasar los relojes con una hora para cambiar a la hora estándar. De hecho, el 48% de los búlgaros prefiere que Bulgaria conserve este horario todo el año, mientras que el 32% se siente mejor con el horario de verano, según una encuesta de 2018 de agencia Exacta. Se declaran a favor del horario de invierno las personas mayores que tienen más de 59 años y los que viven en las aldeas. Los residentes de la capital y de las grandes ciudades prefieren el horario de verano.
Se espera que cada Estado miembro de la UE decida qué horario desea utilizar, pero hasta que esto ocurra, los búlgaros y los demás europeos siguen configurando sus relojes dos veces al año.
"Las consecuencias económicas del cambio de la hora no son tan importantes como las que se producen en la salud de las personas. Los problemas cardiovasculares aumentan con el cambio de hora, entre el 40 y el 45% de los ciudadanos europeos padecen de insomnio tras el cambio de hora y necesitan un mes para adaptarse al nuevo horario, señala el eurodiputado del partido GERB Emil Radev. Adaptarse al nuevo horario afecta asimismo la productividad de la gente. Todo esto lleva a la conclusión de que hay que replantear el tema del cambio horario, ya que los beneficios son mucho menores que los posibles perjuicios. Cuando se trata de salud, no podemos ni debemos transigir".
En efecto, las consecuencias que sufre el organismo humano al cambiar la hora dos veces al año son múltiples, siendo la fatiga y la falta de sueño sus síntomas más comunes. Los cardiólogos afirman que el número de infartos aumenta con el cambio de hora, y el insomnio está entre las principales causas de los mismos. La privación crónica del sueño también conduce al aumento de peso y a enfermedades cardiovasculares.
"Hay personas que son más propensas a la depresión precisamente cuando cambian las estaciones del año y al cambiar al horario de invierno, porque la luz del sol guarda un vínculo con la hormona de la felicidad: la serotonina, y en invierno hay menos luz, señaló con motivo de la vuelta al horario de invierno la neuróloga Dra. Diana Dechovska. En estos momentos, lo más frecuente es sentir la falta de ánimo y de energía y no tener el deseo a hacer nuestras tareas cotidianas. Este tipo de depresión suele desencadenar el deseo incontrolable de comer, lo que lleva a la obesidad y a los riesgos asociados a ella", explicó Dra. Dechovska para BTA.
La nutrición saludable, la hidratación del organismo, el buen sueño, la actividad física y la estancia en lugares soleados nos ayudarán a sobrellevar el cambio de reloj más fácilmente.
Queda por ver cuándo y si se llevará a cabo la suspensión del cambio de hora. Para continuar los debates sobre el tema en el seno de la UE, éste debe ser incluido en el orden del día el país que ostente la presidencia rotatoria del Consejo de la UE. Este debate fue mantenido por última vez en el segundo semestre de 2019, durante la Presidencia finlandesa.
Versión al español de Borislav todorov
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