Sasho Vakashinski es un búlgaro de la ciudad de Blagoevgrad pero lleva 15 años viviendo con su familia en el norte de la República Checa, en la ciudad de Liberec. Dice que es uno de los pocos búlgaros en la República Checa que están dispuestos a viajar una larga distancia para llegar a los colegios electorales. Las autoridades checas esta vez no permitieron que se abran otros colegios electorales aparte de los habilitados en la Embajada búlgara en Praga, por lo cual la participación electoral ha bajado muchísimo, señala Vakashinski.
“Es un problema para nosotros ya que el día de la votación hemos recorrido 120 kilómetros en una dirección para votar. Según datos no oficiales en la República Checa viven unos 50.000 búlgaros, pero creo que son mucho más.
En las últimas elecciones habían votado unas 2.000 personas, pero el problema es que la gente no tiene transporte propio y viajar en tren o en autobús en el marco de un día resulta muy difícil.
Voto en todas las elecciones porque ya quiero regresar a Bulgaria. Nos sentimos bien en el extranjero, siempre tendremos trabajo, pero no podemos sentirnos como en casa. Independientemente de lo que hagas siempre eres extranjero. Mis hijos estudian aquí pero ellos también desean regresar a Bulgaria ya. Lo único que queremos que cambie es que haya empleo. No podemos desear que cambe la corrupción, ya que existe en todas partes, en la República Checa también.
Lo más importante es que en Bulgaria haya inversiones extranjeras, que se abran fábricas y que la economía se reanime. De este modo los ingresos serán dignos y no buscaremos países donde irnos para pedir trabajo. Estoy enfadado con el pueblo porque la participación es muy baja en Bulgaria. Es menos del 50% y por esto el pueblo es el que tiene la culpa de su grave situación.
Si el pueblo no está interesado en votar merece el destino que tiene. Aquí si los ciudadanos están descontentos de algo salen a la calle y se muestran unidos. Los búlgaros ni siquiera queremos votar. Lamentablemente me parece que este año votaremos una vez más”.
Versión al español de Hristina Táseva
Al comienzo de la guerra entre Rusia y Ucrania, los búlgaros besarabios de todas las tierras celebraron su fiesta con una oración por la paz. Casi cuatro años después, llenos de una tristeza aún mayor, conmemoran su día especial, dispersos por todo..
Hace casi dos siglos, en el lejano año 1838, el arzobispo besarabio Demetrio de Chisináu y Jotín consagró el majestuoso templo ortodoxo “Transfiguración de Cristo”, que fue construido con donaciones benévolas y la labor de los búlgaros refugiados en..
Según la embajada búlgara, en la ciudad federal de Berna en 2024 el número de búlgaros empadronados que viven y trabajan en Suiza supera las 13.000 personas. "Las estadísticas son muy dinámicas y van cambiando, lo que también viene determinado por los..
Según la embajada búlgara, en la ciudad federal de Berna en 2024 el número de búlgaros empadronados que viven y trabajan en Suiza supera las 13.000..
Hace casi dos siglos, en el lejano año 1838, el arzobispo besarabio Demetrio de Chisináu y Jotín consagró el majestuoso templo ortodoxo “Transfiguración..
Al comienzo de la guerra entre Rusia y Ucrania, los búlgaros besarabios de todas las tierras celebraron su fiesta con una oración por la paz. Casi..