Berkóvitsa, una pequeña ciudad provincial, inmersa en el verdor y la tranquilidad a los pies del majestuoso pico Kom (2016 m), aún guarda el recuerdo de Iván Vazov. El patriarca de la literatura búlgara residió allí de marzo de 1879 hasta el 18 de septiembre de 1880 y admitió que fue uno de los periodos más fructíferos de su vida. En Berkóvitsa ocupó un cargo importante: el de presidente del Tribunal del distrito. Sin embargo, antes de eso, trabajó durante algún tiempo en Ruschuk (la actual ciudad de Ruse) como funcionario. Fue allí donde le diagnosticaron una enfermedad pulmonar, y los médicos le recomendaron que cambiara el húmedo clima de la orilla del Danubio por el aire limpio de la montaña.
En aquel entonces, Vazov, de 29 años, que ya era un famoso poeta, decidió asentarse a los pies de la Cordillera de los Balcanes. En aquella época, Berkovitsa era una ciudad artesanal con estrechas y largas calles empedradas y dos iglesias.
El joven poeta se instaló en la llamada Casa Ipekliyska. En ella solo utilizó la habitación del segundo piso, la más grande, que ostentaba unos tallados de madera únicos en los techos. Hoy en día, la casa ha sido convertida en Museo de Vazov.
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