“El candidato debe ser letrado, debe dominar la bella escritura, debe poder leer con soltura y debe dominar los cálculos básicos, la tabla de multiplicación y otras operaciones matemáticas”.
Hace 130 años en Bulgaria se imaginaban así al candidato ideal que defienda los intereses de los ciudadanos y su bienestar, el derecho a un entorno urbanizado y una vida digna.
A pesar de que desde el punto de vista formal los candidatos que hoy en día se encaminan al poder responden a la mayoría de los criterios, si confiamos en su bella escritura en las redes sociales, veremos que no son de los más preferidos. Es así porque aparte de las habilidades que podían ser adquiridas con esfuerzos, los búlgaros de antes reclamaban de sus candidatos virtudes como la familia decente, la buena apariencia física y el respeto.
¿Hasta qué punto, sin embargo, en nuestros tiempos y en vísperas de las elecciones municipales criterios de este tipo, escritos hace más de 100 años por ciudadanos concienzudos, pueden servir a los electores actuales para orientarse en la situación?
“Se trata de unos requisitos que eran actuales en su respectivo momento y que en nuestros días son casi imposibles, teniendo en cuenta la moral política, responde Yordán Minchev, autor de la plataforma virtual Na megdana (En la plaza). Se trata de cualidades eternas pero en nuestros días las cosas están al revés. Por ejemplo, en tiempos pasados una persona “financieramente estable” debía poseer dinero, bienes inmuebles y ganado. En nuestros días la mayoría de los políticos abrigan la esperanza de pasar a ser financieramente estables apenas cuando ocupen un determinado cargo y comiencen a indicar las personas que ocuparán este mismo cargo”.
A juicio de Yordán Mínchev, entre los elegidos por el pueblo hay personas inteligentes y de excelente formación, pero a veces uno se siente triste al verlas cómo ceden de su buen nivel porque desean ser mejor comprendidos y llamar la atención de alguna manera.
“El político debe ser amable, atento y que no hable en voz alta, recuerda otro criterio del pasado el señor Mínchev. Cuando uno ve cómo gritan en la sala plenaria, utilizando palabras groseras, se da cuenta de que los torpes siempre se comunican con gritos. De lo contrario nadie les prestaría atención y apuestan por esto”.
Enfrascados en los problemas cotidianos del siglo XXI, los electores pocas veces buscan exquisitez, buena educación y espíritu familiar cuando necesitan a alguien que resuelva sus dificultades prosaicas. He aquí algunas declaraciones de electores de la ciudad de Shumen:
“Soy empleador. ¿Cómo puedo transportar a personas para que trabajen si no hay autobuses normales entre las aldeas? Esto significa que yo tengo que asignar recursos para este fin teniendo en cuenta que el Ayuntamiento es la institución que debe ocuparse de esto”.
“Las cosas en el hospital las cosas deben arreglarse porque nadie presta atención a nadie. Mi mujer está embarazada y teníamos que esperar tres horas en la unidad de urgencias hasta que la atendieran. Puedo decir algo también sobre el servicio de control sobre el transporte automovilístico en Shumen. Me saqué el carnet de conducir aquí pero lo cambié en Alemania porque estaba roto. Quiero permanecer en Bulgaria y quería sacarme un duplicado pero me enviaron a Alemania para recuperar mis derechos”.
“No espero nada porque cada uno trata de robar dinero. Pagamos seguros, viñetas y no sucede nada bueno. Ayer vi como un coche se pinchó dos ruedas. La culpa es del alcalde, si él no hace nada, no hay quien lo haga”, dice otro habitante de la ciudad de Shumen.
“No podemos salir con el carrito del bebé porque no hay aceras, dice una mamá de Shumen. Ayer nos cortaron el agua de nuevo. Es muy cara y la utilizamos para lo más indispensable”.
“Es muy difícil encontrar trabajo. Llevo intentándolo durante cuatro meses pero no tengo éxito porque los empleadores reclaman experiencia y uno no podría acumularla si acaba de graduarse”, dice una mujer de 25 años de edad.
“¿A su juicio, existe un sistema de educación? ¿Ven a los jóvenes?, pregunta retóricamente un ciudadano y agrega: “Para mí la educación es lo peor. ¿Qué decir del sistema sanitario? Es un problema nacional. El bajo nivel cultural en que vivimos todos también depende de los gobernantes”.
Es lamentable pero una gran parte de los problemas expuestos dependen de los gobernantes y por esto los ciudadanos deben votar con gran prudencia en las elecciones del 29 de octubre. Yordán Mínchev nos expone sus criterios según los cuales valora a los candidatos a ocupar cargos en el gobierno del país.
“Escucho muy atentamente lo que dicen los candidatos, dice él. No quiero que me hablen en tempo futuro. Cuando me hablan en presente entiendo cómo será el futuro. Si me prometen más en futuro pierden mi confianza”.
“Una persona que miente no puede ser un buen alcalde. Sin embargo, si no miente no podrá llegar al cargo de alcalde. Hemos aceptado este hecho, lo contamos sonriendo, nos reímos y al mismo momento votamos precisamente para este tipo de personas”.
Texto de Diana Tsankova (han sido utilizadas entrevistas de Zdravka Ruseva y Aishe Lyatif de la emisora regional de BNR en Shumen)
Versión al español de Hristina Táseva
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