Si buscas un cruce de caminos entre bandas mundialmente famosas como Evanescence, The Prodigy, Imagine Dragons, Kiss y Metallica, sin duda lo encontrarás en el concierto de Prime Orchestra. Los músicos de la ciudad ucraniana de Járkov llegan con su "Rock sympho show" a Sofía. Su música se describe como "crossover" debido a que combinan obras con diferentes estilos. El espectáculo tendrá lugar el 14 de diciembre en el Palacio Nacional de Cultura (NDK); la invitación a la audiencia de Radio Bulgaria proviene de una mujer búlgara que nació en Ucrania y fácilmente establece la conexión entre la cultura musical de ambos países: Bulgaria y Ucrania.
Su nombre es Kristina Miteva y forma parte del equipo que organiza este evento, así como muchos otros de artistas ucranianos en Bulgaria. Con 25 años de edad, es originaria de Melitopol, una ciudad del sureste de Ucrania donde reside una gran comunidad de búlgaros étnicos.
Kristina siente una conexión con Bulgaria desde la infancia; su abuela es de origen búlgaro, y la familia habla una antigua lengua búlgara, canta canciones búlgaras y sigue las tradiciones típicas del país. A los 17 años, Kristina descubrió la oportunidad de venir a Bulgaria para continuar sus estudios. Al principio, no conocía a nadie y le resultaba difícil el idioma.
"En 2015, cuando llegué a Bulgaria, fue mi primer viaje al extranjero. Sabía algunas cosas básicas, un poco de la historia del país porque la estudiamos en la escuela, pero conocía bien las canciones populares búlgaras", relata Kristina Miteva en una entrevista con Radio Bulgaria.
"En nuestra ciudad, se desarrollaba precisamente el folclore. Mi madre dirigía allí un grupo folclórico búlgaro, así que durante mi infancia cantaba muchas más canciones búlgaras que ucranianas. Sé por mi abuela que mi familia es de la región búlgara de Sliven. Luego, se trasladaron a Besarabia, que es una zona histórico-geográfica que abarca la actual Moldavia y Ucrania.
En nuestra familia, la música siempre ha tenido un papel destacado. Mi madre es profesora de piano y canto, y yo tocaba el violín en mi infancia. No recuerdo haber dejado de participar en conciertos en la ciudad o en reuniones públicas donde no entonáramos canciones. Tengo una hermana menor que actualmente estudia en Sofía, en la Universidad de Economía Nacional y Mundial (UNWE).
Actualmente, mi madre, mi padre y una de mis abuelas también viven en Sofía. Se mudaron después de que la Federación Rusa invadiera Ucrania. Nos hemos adaptado y estamos contentos de estar aquí".
En Bulgaria, todo impresiona a Kristina Miteva. Le fascinan las montañas y el mar búlgaros, encontrando en ellos una fuerte energía que puede inspirar a una persona a vivir. Asegura que ha viajado a muchos lugares del mundo, pero nunca ha visto sitios tan hermosos como los que encuentra en Bulgaria. Kristina siente un especial cariño por Plovdiv, ya que es la ciudad donde pasó sus tres primeros años después de llegar a Bulgaria.
"Estudié filología inglesa en la Universidad de Plovdiv y luego, como máster, me matriculé en seguridad corporativa en la UNWE. Sin embargo, actualmente trabajo como traductora, lo que está relacionado con mi trabajo principal en la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU. Allí soy traductora para los refugiados ucranianos. Nos dedicamos principalmente a distribuir ayuda a distintos países para los refugiados que están en su territorio. Les ayudamos a adaptarse con información y apoyo psicológico. Hablar un idioma extranjero me aporta mucho, sobre todo ahora que veo qué especialistas tan buenos y educados vienen de Ucrania, pero sin el conocimiento del idioma, los conocimientos no son aplicables. Sí, tenemos traductores en nuestros teléfonos, pero la libertad de comunicarse solo se consigue aprendiendo una lengua extranjera".
Esta Navidad, Kristina Miteva celebrará las fiestas con su familia en Sofía. Según una antigua tradición traída de Ucrania, preparan para la mesa de Nochebuena milina, un producto horneado parecido al pan redondo búlgaro en el que se coloca una moneda. Quien saque un trozo con la moneda tendrá mucha suerte durante el año, según dicen los antiguos búlgaros en Ucrania, pero también los búlgaros en Bulgaria.
"En Navidad siempre cantamos canciones búlgaras, decoramos survachki. Incluso mi padre solía participar en grupos de villancicos (los koledari) con otros búlgaros, yendo de casa en casa con llamamientos a la salud y la prosperidad", recuerda su infancia en la ciudad. Kristina Miteva, una búlgara que regresó de Ucrania.
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