Alexandra Torlakova es la nueva estrella de la comunidad búlgara en Las Vegas. Tiene apenas 23 años de edad y desde hace 2 años vive y trabaja al otro lado del océano. Se desempeña como pintora y ya forma parte de los medios artísticos de esta ciudad norteamericana. Las Vegas la impresiona por sus dimensiones y por el cuidado de los gobernadores de la ciudad respecto a los artistas locales y el desarrollo de las artes. Poco después de haber llegado a la ciudad norteamericana la joven búlgara realizó uno de sus sueños:

“Mi primer objetivo era hacer prácticas en un estudio de tatuajes y lo logré. Encontré un estudio en el cual me matriculé como practicante y pasé por una formación durante seis meses, cuenta Alexandra en una conversación con la colaboradora de BNR en Las Vegas María Samichkova. Mientras, encontré una comunidad de grafiteros ya que en Bulgaria era parte de una comunidad artística de este tipo en Varna. Por esta razón quería encontrar algo similar en Las Vegas. 

Conocí a los organizadores de esta comunidad y desde allí comenzaron muchos de mis proyectos en las escuelas: ellos subvencionaban los materiales, encontraban las escuelas y contrataban a los artistas. Así que los primeros proyectos que realicé eran precisamente para esta organización”. 

Con el primer proyecto realizado gratuitamente para una escuela Alexandra demostró sus habilidades como artista. Esto le abrió las puertas hacia los siguientes diseños que realizó para distintos centros docentes con un tema y colores previamente concretados. Los grafitis son su gran pasión y la posibilidad de presentar a través de éstos sus orígenes búlgaros motivó adicionalmente a la joven pintora. Una bella moza búlgara vistiendo un traje típico está pintada en el centro comercial donde se ubica uno de los más famosos restaurantes búlgaros en Las Vegas.

“La historia detrás de este proyecto es interesante. Fue realizado para un concurso organizado por el centro comercial, con la participación de 7-8 artistas. El tema era bastante general: Fe, religión, arte, pero el reto consistía en el hecho de utilizar materiales que ellos nos proporcionaran y que la pintura fuera realizada sobre el suelo, no había restricciones en cuanto a tamaño y diseño. Teníamos el derecho a elegir dónde colocar la obra y yo decidí que fuera frente al restaurante ya que quería presentar mis raíces y porque trabajo allí. Esto es algo que es muy emocionante para mí, poder ser parte del equipo y de la comunidad búlgara. Quería dejar un rastro de mí y de mis raíces búlgaras”.

El lazo con Bulgaria y con los búlgaros en Nevada provocó a Alexandra a acudir a distintos eventos, uno de los cuales es el tradicional Festival Búlgaro de Mayo. Este año tuvo lugar el día de la Pascua de Resurrección Ortodoxa y Alexandra por primera vez era parte de los participantes:

 “Cuando recibí la invitación de participar en este festival me emocioné ya que me gustaría participar en proyectos y aportar a éstos con algo mío. ¿Qué fue lo que hice allí? Pinté las caras de os niños. Durante todo el día acudían muchos niños, pinté distintas cosas en sus caras y de este modo el evento se convirtió en algo inolvidable para ellos. Sus padres también estaban muy felices por el hecho de ver a los menores tan entusiasmados con las pinturas en sus rostros”. 

Los sueños de Alexandra como joven creadora en Las Vegas están vinculados con el trabajo sobre una colección propia de imágenes denominada Musa como se le conoce a ella misma en el mundillo artístico: 

“Se trata de unos seres místicos que están vinculados con el enigma de la vida. Me gustaría que las personas que ven mis cuadros piensen en el misticismo que emanan porque los ojos que pinto para estos cuadros son específicos y cada imagen tiene precisamente este tipo de ojos”, revela parte del sacramento de su arte Alexandra Torlakova para Radio Bulgaria.

Entrevistó María Samichkova, de Las Vegas 

Traducido y publicado por Hristina Táseva