Las ciudades turísticas de la costa búlgara del mar Negro podrían dividirse en dos categorías: la de las ciudades modernas, que destacan por sus calles bulliciosas y coloridas, y la de las antiguas ciudades portuarias con siglos de historia, por las que han pasado numerosos colonizadores, dejando cada uno un pedazo de su herencia. Es precisamente a esta segunda categoría de poblaciones cosmopolitas, a la que pertenece la actual Pomorie, o Anchialos (del griego "cerca de la sal"), como se llamaba la ciudad en sus inicios, a finales del siglo V a.C. La mayoría de sus habitantes eran de origen tracio, pero su ubicación entre las colonias griegas de Apolonia Póntica y Mesambria Póntica aporta también la influencia bizantina entre la población local.
Desde su fundación hasta principios del siglo pasado, Pomorie fue una de las ciudades más importantes del mar Negro en tierras búlgaras. Mucho antes de que construyeran los numerosos y bonitos hoteles donde se alojan ahora miles de turistas en la temporada de verano, los habitantes de Pomorie llevaban una vida de plenitud y de abundancia, trabajando como hábiles pescadores, maestros del vino y practicando otros oficios ya olvidados, como el de la extracción de sal del mar. Era una ciudad próspera, ya que los lugareños eran gente muy trabajadora y eso se reflejaba en el comercio marítimo que desarrollaban.
Una vez en el casco antiguo de la ciudad de Pomorie, es inevitable fijarse en la arquitectura de las casas antiguas, situadas casi a la orilla del mar. Aunque son sólo 9 los edificios que sobrevivieron a un devastador incendio en 1906, a través de ellos podemos ver la imagen de la antigua Anchialos, que ha dejado su impronta en la Pomorie de hoy.
Para tener una visión más amplia y asomarnos tras los gruesos muros de las casas antiguas de Pomorie, nos dirigimos al Museo Histórico de la ciudad, donde se puede ver una recreación del interior original de las casas de los habitantes más adinerados de Anchialos.
"Aunque a los lugareños les gusta decir que tienen ascendencia griega, resulta que no siempre es así", nos explica Anelia Grigorova, etnógrafa del Museo Histórico de Pomorie.
"Muchas civilizaciones han pasado por aquí y cada una ha dejado algo a su paso. A diferencia del interior de Bulgaria, la población de Pomorie tenía el privilegio de contar con un medio de vida específico. La industria de la sal era algo característico de la zona, sobre todo porque la sal de Anchialos era famosa por gran calidad. La población local tenía aquí un estatus especial, privilegiado. Los jóvenes de Anchialos no eran convocados para unirse al ejército e ir al frente en la guerra turca, sino que se quedaban aquí. Y tampoco tenemos información sobre enfrentamientos graves entre turcos y griegos.
Aparte de la extracción de sal, otro medio de subsistencia era la elaboración de vino. Aunque las variedades de vino eran muy diferentes en los tiempos anteriores al siglo XIX, es posible que las variedades de Pomorie existieran ya desde la época de los tracios. Sabemos que se cultivaban variedades que soportaban el transporte por mar. Y la comunidad griega era famosa por sus buenas dotes comerciales. Desgraciadamente, una enfermedad atacó las vides (la filoxera) y así fue como desaparecieron aquellas variedades de uva".
El edificio del Museo Histórico era una escuela griega para niñas, que consta de dos plantas. Allí hay expuestas piezas prehistóricas y el museo no está perfilado estrictamente como etnográfico o como arqueológico.
Grigorova nos cuenta que en el gran incendio de 1906 se quemaron más de 800 casas, y explica: "En Pomorie no tenemos a día de hoy una casa auténtica tan conservada que muestre claramente los medios de subsistencia y el modo de vida de la gente en el pasado.
Las únicas casas originales que han sobrevivido al paso del tiempo, hoy son de propiedad privada".
"Tenemos una pequeña reserva llamada "Casas antiguas de Pomorie". Está situada en la misma punta de la península, con una vista muy hermosa del faro y del llamado “mar poco profundo”. Durante el incendio estas casas han creado una especie de cordón, rodeando y preservando la iglesia "Transfiguración del Señor" que está situada allí, y que es una de las iglesias auténticas más antiguas de la ciudad.
Estamos hablando de 9 casas antiguas de Anchialos. A poca distancia del mar hay riesgo de que soplen fuertes vientos hacia la costa, que pueden llegar a volcar todo el tejado de una casa, es por eso los aleros son tan pequeños. El revestimiento de madera servía como capa protectora ante la humedad y los vientos. Y el primer piso solía ser de piedra y servía para diversos fines. Allí se almacenaban barriles de vino, aparejos de pesca, etc.".
En las llamadas familias griegas de Anchialos, el único que se ocupaba de la subsistencia de la familia era el hombre. Éste trabajaba incansablemente de la mañana a la noche, tanto como pescador como salinero, y durante el resto del tiempo se dedicaba a la agricultura. Se cultivaban cereales y se producía vino. Las mujeres se ocupaban de que todo estuviera ordenado y limpio en el hogar, cuidaban de los niños y, sobre todo, cuidaban su aspecto. "Eran mujeres urbanas, por lo general mucho más jóvenes que sus maridos, y este hecho tiene su explicación", sigue contando la etnógrafa Anelia Grigorova:"
Eso se debía a que había un orden jerárquico: para que uno de los hijos de la familia pudiera asentarse y formar familia, primero tenían que casarse sus hermanas. Y lo normal era que esto le ocurriera a él mucho más tarde. Las familias Anchialos eran adineradas, podían comprar en el extranjero, así que las mujeres tenían muy buen aspecto. También había tiempo para el ocio urbano. Los lugareños organizaban fiestas, se reunían en días festivos para celebrar.
Sus casas estaban siempre abiertas a los invitados, pero la mujer griega recibía a sus huéspedes con mucha moderación: con una cucharadita de mermelada de higos o de cerezas, sin la fastuosa bienvenida que conocemos en la tradición búlgara. Aparte de eso, entre ellas había muchas hábiles artesanas del llamado encaje de Bruselas y otras técnicas específicas de encaje.
En el Museo Histórico también se conservan muestras de ello. Se conservan además bellas pinturas de los años 60, realizadas sobre manteles y cojines, así como las llamadas pinturas de cabecero de cama. Allí las artistas representaban figuras antiguas con trajes típicos griegos y con sus instrumentos musicales tradicionales. La temática siempre había de transmitir la sensación de una vida ligera y alegre, subrayando a la vez la importancia de la fe cristiana".
Autor: Gergana Mancheva
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Gergana Mancheva, archivo, pomorietourism.bg
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