El 2 de junio nos inclinamos ante la memoria de Hristo Botev, poeta, publicista ferviente defensor de la libertad de Bulgaria. En este día, las 12:00 h en punto, los sonidos de sirena y un minuto de silencio nos recuerdan la hazaña del gran revolucionario y de todos aquellos que murieron por la libertad de la patria. Esta tradición se remonta a 1948 y representa el homenaje nacional al héroe búlgaro. Uno de los últimos documentos escritos del puño y letra de Hristo Botev que ha llegado hasta nosotros es su libreta personal. En qué circunstancias apareció, qué información encontramos en ella y cómo consiguió conservarse durante generaciones lo descubrimos a continuación:
El apasionado periodismo de Hristo Botev es una muestra de que en 1875 los emigrantes búlgaros de Valaquia tenían prisa por organizar su propio levantamiento, siguiendo el ejemplo de los serbios de Herzegovina y Bosnia. Para no desaprovechar el momento, los revolucionarios, llamados “los jóvenes”, querían que la cuestión de la liberación de Bulgaria también estuviera incluida en la agenda de la diplomacia europea. Esto sólo podía lograrse mediante una valiente acción armada. Para los más previsores de la época estaba claro que la Cuestión de Oriente volvería a agudizarse inminentemente, y que estaban al acecho nuevos cambios de las posesiones europeas del Imperio Otomano.
El 12 de agosto de 1875 en Bucarest fue celebrada una reunión extraordinaria del comité popular donde se adoptó un plan para un levantamiento del pueblo que comenzaría en septiembre en Tracia. El tiempo de preparación con que contaban en el interior del territorio búlgaro era muy corto, por lo que fue prevista la entrada de unas grandes tropas de emigrantes desde Serbia, Rumanía y el sur de Rusia. Hristo Botev, como enviado del Comité Central Revolucionario Búlgaro (BRTSK), viajó a Odesa a reclutar hombres para estas tropas, y para reunir dinero y armas de entre los búlgaros del Imperio Ruso y de los Comités Eslavos locales. En esta época el poeta revolucionario compró un pequeño cuaderno en el que empezó a anotar sus gastos y los nombres de los más de 200 voluntarios que conoció en ese viaje.
"Sabemos con certeza que Hristo Botev viajó a Odesa en nombre del Comité Central, pasando por varias poblaciones donde había grupos de emigrantes búlgaros. Los primeros nombres que se mencionan en el cuaderno de Botev son precisamente los de los revolucionarios que en aquella época se movían dentro de los límites de la Rusia de aquel entonces. A todos estos hombres los veremos más tarde como participantes en la preparación del levantamiento de septiembre de 1875 que finalmente no se efectuó, o como parte de los Apóstoles en Giurgiu*, o bien, como participantes en la propia Cheta de Botev”, cuenta el Prof. Plamen Mitev, historiador de la Universidad de Sofía.
Cuando en los meses de abril y mayo se llegó declarar prematuramente el levantamiento en tierras búlgaras, y la idea de una gran tropa (cheta) de emigrantes ya debía empezar a realizarse, entonces fue cuando los preparativos iniciados en marzo y abril se llevaron a la práctica, cumpliendo así el plan de Botev de crear una tropa de más de 200 personas - tropa que el 17 de mayo cruzaría la zona de Kozloduy y se uniría al levantamiento búlgaro."
No nos extraña que en la mayoría de las páginas de la libreta de Botev se leen los nombres de las decenas de revolucionarios que en el período desde el verano de 1875 hasta la primavera de 1876 participarían en los diferentes preparativos para la formación de dichas tropas de emigrantes. "Pero lo cierto es que la gran mayoría eran hombres que tuvieron una participación directa en la Cheta de Botev", añade el investigador.
En la libreta de Hristo Botev se ha conservado el borrador de unas estrofas del famoso poema “El ahorcamiento de Vasil Levski”. Se ve que el poeta tachó el texto, inicialmente escrito con letra bien limpia, lo que significa que no se trataba de unas rimas espontáneas, sino que las palabras fueron fruto de un largo proceso de reflexión y reescritura. El Prof. Plamen Mitev traza un paralelo al día de hoy y subraya: “Levski exige pensar”.
En la última parada del buque Radetzky, antes de que la cheta desembarcara en Kozloduy, Hristo Botev entregó su libreta al comerciante Dimitar Gorov, también activista de la causa revolucionaria búlgara. La idea era que se conservara y que no cayera en manos de la policía turca. En sus páginas estaban escritos muchos nombres y direcciones que perjudicarían a la red de conspiración del comité. La experiencia adquirida por los revolucionarios tras la muerte de Vasil Levski les impulsó a ser muy cautelosos y conspiradores. Y Hristo Botev fue un ejemplo personal de ello.
"No se trataba sólo de un gesto para conservar un archivo para las futuras generaciones de historiadores o partidarios de la obra revolucionaria. Eso queda claro por el hecho de que Dimitar Gorov también entregó dos cartas a sus partidarios en Valaquia, así como la última carta a su esposa Veneta, y a su hija Ivanka, que era aún bebé. Dimitar Gorov desembarcó junto con su mujer en el puerto de Becket y gracias a esta acción de Botev hoy nosotros tenemos estos últimos documentos que quedaron escritos por su propia mano", cuenta el profesor Mitev.
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*Tras el fracaso del levantamiento de Stara Zagora, organizado apresuradamente en septiembre de 1875, en diciembre, en Giurgiu, se reunió un grupo de jóvenes revolucionarios y decidieron empezar a preparar un nuevo levantamiento en Bulgaria. Los llamados “apóstoles” disolvieron el comité y se dirigieron al interior de Bulgaria para preparar un nuevo levantamiento búlgaro, que pasó a la historia con el nombre de Levantamiento de Abril. A este se uniría la tropa organizada por Hristo Botev. La captura del barco austriaco Radetzky y el desembarco en la orilla búlgara del Danubio contribuyeron a popularizar la causa búlgara en Europa.
Autor: Ivo Ivanov
Traducción en español y publicación: Alena Markova
Fotos:BGNES, nationallibrary.bg, bulgarianhistory.org, archivo
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