Lo llaman "el nido de piedra" de los Balcanes por sus hermosas casas y muros de piedra, envueltos en el abrazo de la montaña. En Iglika la vida transcurre tranquila y apacible, lejos del bullicio del siglo XXI.

A solo unos 15 kilómetros de la ciudad de Gabrovo, nos encontramos con un pueblo típico búlgaro del siglo pasado que se ha conservado intacto. Este oasis de piedra, ajeno al turismo de masas, alberga solo a unos pocos residentes permanentes. No obstante, en Iglika se nota un ligero bullicio gracias a los veraneantes y los herederos de propiedades que regresan en busca de refugio del ruido y el estrés de la ciudad. El nombre del pueblo está relacionado con la "primera dama del cine búlgaro", Nevena Kokanova, que pasó los últimos años de su vida aquí, en una de las casas de piedra de este pequeño pueblo ajeno al ajetreo de la gente.

El antiguo nombre de Iglika hasta 1952 era Chumatsite, y sus habitantes eran hábiles carpinteros, según nos cuenta Kiril Andreev, propietario de una antigua casa en el pueblo:

"Se trata de mampostería de piedra con ligazón de barro. Solo los edificios residenciales se construían con barro, mientras que los muros y los graneros se construían con mampostería limpia, sin barro. He leído que cuando se ponían a construir una casa, recogían material durante 4 o 5 años. Primero empezaban con las piedras. Fíjense en las esquinas, en lo precisas que están hechas: son tan afiladas que, literalmente, uno puede cortarse con ellas, y estas piedras no están talladas. Después recogían vigas y, por supuesto, losas o las llamadas tejas. Por desgracia, pero es un hecho, ya no hay maestros que coloquen estas losas y, poco a poco, la autenticidad se va perdiendo", dice Kiril Andreev.

Vea nuestro breve reportaje en vídeo sobre el pueblo de Iglika:

En Iglika se rodaron las películas búlgaras "Vampiro" y "Cenas en la posada Antimovski", protagonizadas por Nevena Kokanova, y en 1984 la actriz convirtió el pueblecito de montaña en su refugio espiritual, comprando una casa antigua y estableciéndose allí hasta su fallecimiento en 2000. En la actualidad, su hija Teodora se encarga de cuidar su antigua casa.

El pueblo tiene unа casa de la cultura, alrededor dela cual bulle la vida comunitaria. Exposiciones, conciertos, lecturas literarias y otras iniciativas atraen a un numeroso público. Pero las piezas más valiosas que se exhiben aquí son los grabados originales de Nevena Kokanova, que es también la patrona de la casa de la cultura. Sus obras, creadas con precisión y sentido del detalle, revelan una faceta desconocida de su compleja naturaleza creativa: una artista observadora con una mirada íntima y lírica del mundo.

Kiril Andreev nos muestra otras piezas relacionadas con la memoria de la gran actriz:

"Lo que ven es la biblioteca personal de Nevena Kokanova, que fue donada al centro cultural por su hija. El año pasado o el anterior, ella pasó diez días aquí trabajando para catalogar y describir todos los libros de la biblioteca. Están ordenados por temas: literatura histórica, literatura rusa, etc. Lo interesante es que la mayoría de los libros le fueron regalados con autógrafos y dedicatorias personales de los autores. Los guardamos celosamente porque son extremadamente valiosos".

A principios de agosto, los prados cerca de Iglika se llenaron de los colores de casi 1000 alfombras antiguas búlgaras tejidas a mano durante el primer Iglika Kilim Fest, que convirtió al pueblo en un museo viviente del patrimonio búlgaro.

• La única aldea albanesa auténtica en Bulgaria se encuentra en la frontera con Grecia

Autora: Veneta Nikolova

Versión al español y publivación de Borislav Todorov

Fotos y video: Veneta Nikolova