Unidad. Alegría, euforia, apoyo, esperanza. Pero, sobre todo, unidad. Esto es lo que provocó el triunfo de nuestra selección masculina de voleibol, que por primera vez en más de 55 años alcanzó el segundo puesto en el Campeonato Mundial celebrado en Filipinas. Prueba de ello fueron las decenas de miles de búlgaros que se reunieron frente al templo catedralicio "San Alejandro Nevski" y otros millones frente a las pantallas para dar la bienvenida a nuestros héroes del voleibol.
Los "Leones" consiguieron la medalla de plata tras derrotar consecutivamente a Alemania, Eslovenia, Chile, Estados Unidos y la República Checa, y en la final contra Italia demostraron todo su espíritu, aunque cayeron por 1-3.
Y mientras los propios jugadores aún tenían dificultades para comprender y expresar con palabras su increíble logro, toda Bulgaria ya los consideraba héroes. Como gesto de agradecimiento, el ministro de Deportes, Iván Peshev, y el avión del Gobierno les esperaban en Estambul para recibirlos tras su vuelo desde Filipinas y llevarlos a su patria.
"¡Un éxito extraordinario!", comentó el primer ministro Rosen Zhelyazkov. "En realidad, el éxito tiene dos dimensiones. La primera es que se trata de nuestros campeones. En la final vimos cuánto esfuerzo, lucha, pero también tranquilidad había en el equipo. Naturalmente, la tensión deportiva es grande, pero este equipo, su potencial y su juventud dan garantías de éxito en el futuro. Y la otra dimensión: la nación estaba unida, estaba junta, ¡era un pueblo!".
Sin embargo, el punto culminante de las celebraciones por el éxito de la selección nacional tuvo lugar más tarde, fuera del ámbito de la retórica política. Tras unas horas de descanso en su tierra natal, el equipo más joven del Mundial tuvo la oportunidad de vivir la euforia de unas emociones que la sociedad búlgara no había expresado con tanta intensidad desde el caluroso verano de 1994, cuando nuestra selección de fútbol alcanzó el cuarto puesto en el mundo.
Nuestros nacionales hicieron una vuelta triunfal por Sofía, que culminó entre las ovaciones de la multitud que los esperaba frente al templo-monumento “San Alejandro Nevski”.
“Habéis hecho llorar de alegría a Bulgaria. Os damos las gracias de corazón y os deseamos un futuro brillante en el voleibol. Porque lo que habéis demostrado ha sido extraordinario”, les saludó la leyenda Dimitar Karov, quien hace 55 años fue parte del primer equipo búlgaro en conquistar la medalla de plata y es el primer compatriota admitido en el Salón de la Fama del voleibol mundial.
“Estoy muy feliz de que hayamos logrado unir a la nación y de que todos ustedes estén aquí para compartir el éxito de un país”, dijo ante la multitud que coreaba “Bulgari yunatsi” el capitán del equipo, Alex Grozdanov.
“Estoy muy emocionado y realmente no puedo creer lo que ven mis ojos. ¡Esto es Bulgaria! Y si yo y todo el equipo lo vemos, no hay duda de que el próximo verano querremos volver aquí para ganar medallas para Bulgaria. Les prometemos una cosa: mientras juguemos para Bulgaria, todos los que estamos aquí estamos dispuestos a morir en la cancha”, declaró Simeón Nikolov, otra de las estrellas del combinado nacional.
“Lo más difícil está por venir”, advirtió el seleccionador Gianlorenzo Blengini al aterrizar en Sofía, recordando las altas expectativas que ya pesan sobre el equipo y el hecho de que todos los rivales querrán derrotarlos. En la plaza, sin embargo, el ambiente era de pura fiesta: los jugadores levantaron en volandas a su entrenador, mientras este, con palabras lacónicas en inglés y en búlgaro, resumía lo que todos sentían: “Gracias, Bulgaria”.
“Estoy sin palabras. ¡Gracias! No sé... ¡Búlgaros, valientes, búlgaros, valientes!”, gritó el italiano, provocando una reacción entusiasta entre las miles de personas que se encontraban en la plaza.
Y los chicos del equipo prometieron que, si ganaban el título olímpico, levantarían en volandas al presidente de la Federación de Voleibol, Lyubomir Ganev. El propio Ganev comentó a Radio Bulgaria:
“No puedo decir si la juventud fue una ventaja, pero este equipo causó la mayor impresión en el Campeonato Mundial. Absolutamente todos los presidentes de las federaciones, el presidente de la Federación Internacional, decían: ‘¡Lyubo, tenéis un equipo fantástico!’. Todo el mundo lo notó. La juventud no puede ser un defecto, estos chicos son unidos, literalmente viven el uno para el otro. Y los talentos surgen en los clubes. Por eso queremos tener un buen campeonato en el que jueguen más búlgaros, por eso no tenemos más de tres jugadores extranjeros en el campo”.
Y hablando de talentos, el reconocido anotador n.º 1 del Mundial, Alexander Nikolov, habló ante Radio Bulgaria.
“De todos modos, seguimos los medios de comunicación, sabíamos que la bienvenida sería grande, pero esto superó todas las expectativas. La juventud del equipo sin duda contribuyó. Ver a tanta gente en un solo lugar, que vino por nuestro equipo, es simplemente increíble”, dijo el mayor de los dos hijos de nuestra leyenda del voleibol Vladimir Nikolov.
Tras la tormenta de emociones, los aficionados al voleibol ya miran hacia los próximos retos: esperamos nuevos éxitos de nuestra selección nacional de voleibol en la Liga de Naciones, que se celebrará en junio de 2026. El equipo jugará ante su público el próximo otoño en Varna, en el Campeonato Europeo de Voleibol, que Bulgaria acogerá junto con Italia, Rumanía y Finlandia.
Versíon al español y publicación por Borislav Todorov
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