Hace 138 años en esta fecha estalló el Levantamiento de Abril, punto culminante de las luchas independentistas de los búlgaros contra la dominación otomana que venía durando casi cinco siglos. La sublevación fue cruelmente aplastada y hundida en sangre pero logró su objetivo político de atraer la atención de Europa al sufrimiento y los sacrificios del pueblo búlgaro. Dos años más tarde, gracias a la guerra Ruso Turca de 1877-1878, Bulgaria se independizó. Una de las figuras más destacadas entre los participantes del Levantamiento de Abril es la de Tsanko Dyustabanov. También hoy es vivo el recuerdo de su discurso ante el tribunal turco que lo sentenciaría a muerte por ahorcamiento: “Vuestro dominio ha terminado. Europa se ha indignado ante vuestros métodos y pronto os expulsará de aquí”.
El Levantamiento estalló el 20 de abril de 1876 (según el estilo viejo, o sea el 1 de mayo según el estilo nuevo) en la ciudad de Koprivshtitsa. Unos meses antes los organizadores, que eran búlgaros emigrados en Giurgiu, Rumania, donde habían constituido un comité revolucionario, dividieron el país en cuatro distritos revolucionarios. Los encabezaron revolucionarios y cada uno de ellos dejó una huella memorable en la historia con su hazaña durante el propio levantamiento o bien con su participación en la vida social y política después de la Liberación del país. Hristo Botev, Stefan Stamobolov, Stoyan Zaimov, Georgi Benkovski, Panayot Volov, Zajari Stoyanov son los nombres de algunos de aquellos búlgaros dignos de admiración.
El Levantamiento estalló prematuramente puesto que las autoridades turcas habían sido avisadas sobre los preparativos de los organizadores. Un ejército multitudinario y hordas de bashi-bazouk se lanzaron contra las ciudades y los pueblos insurrectos. Muchos fueron incendiados, y decenas de búlgaros fueron masacrados. Evocan aquellas atrocidades los cráneos de los búlgaros masacrados que se conservan hasta hoy en un osario de la iglesia de Batak, donde los vecinos se habían escondido para salvarse de las huestes turcas.
Casi todos los líderes del levantamiento fueron matados, otros fueron capturados y, posteriormente, ahorcados. Lo único que todos lamentaban era que no podrían ver a Bulgaria liberada. Uno de estos líderes es Tsanko Dyustabanov, a quien se refiere a continuación Rosen Yosifov, del Museo de Historia Regional de Gabrovo:
“Nació el 13 de mayo de 1843 en Gabrovo y es hijo de una acaudalada familia de esta ciudad. Su madre era pariente cercana del benefactor de la escuela local, Nikolai Palauzov; su padre, que había amasado fortuna, se incorporó al conjuro del levantamiento en 1954. La casa de los Dyustabanov es una de las más bellas de la época renacentista de la ciudad y está en su centro mismo. La familia era muy numerosa: Tsanko Dyustabanov tenía tres hermanos y cinco hermanas”.
En 1962 Tsanko se graduó por la escuela laica de Gabrovo y se dedicó al mantenimiento de las fincas de su padre. Su elemento era la autoformación. Acumuló conocimientos autodidactas que dejaban admirados a sus contemporáneos. Hablaba francés, italiano, griego y turco, se dedicó a estudiar también el ruso. Se especializó en Derecho Religioso de Turquía. Tuvo una estancia de dos años en Estambul y asistió a clases en el Robert Colledge. Tradujo del turco al griego y al búlgaro el Código Napoleónico, esto es, el Código Civil de Francia de la época de Napoleón Bonaparte. A su retorno a Gabrovo ejerció la docencia en la escuela de esta ciudad, fue elegido miembro del Consejo Escolar y también fue nombrado miembro del tribunal local. Estaba convencido que una sublevación no podía vencer a todo un imperio y que la independencia vendría con ayuda de fuera. A pesar de ello, a comienzos de 1876, se incorporó a los preparativos del levantamiento.
Rosen Yosifov, del Museo de historia Regional, continúa su relato:“Tsanko Dyustabanov fue atraído al Comité Revolucionario de Gabrovo. En la primera reunión de éste se dirigió a los reunidos con las siguientes palabras: “Al cabo de todo lo que me habéis dicho, no tengo otra opción que elegir entre dilataros a las autoridades o bien sumarme a vosotros. Prefiero lo segundo”. En aquella reunión fue elegido líder del Destacamento de Gabrovo, una responsabilidad que era la lógica culminación natural de su evolución política.
A pesar de haber aceptado el papel de dirigente de las acciones revolucionarias, Tsanko Dyustabanov tenía bien claro que éstas desembocarían en un sacrificio. Su actividad íntegra como cabeza del destacamento estaba centrada en proteger a la población local para que no resultara víctima de las atrocidades de las tropas turcas. El 1-ro de mayo el destacamento se reunió en el Monasterio de Gabrovo, donde el 9 de mayo tuvieron lugar encarnizados combates. El destacamento se caracterizaba por gran movilidad, no obstante que sus miembros y líderes carecían de formación militar. Al ver que no podían seguir defendiéndose en el monasterio, emprendieron la retirada a la Cordillera Balcánica, rumbo a los pies de la cima Maragidik. En el último combate el voevoda, esto es el comandante del destacamento de rebeldes, fue herido en la mano izquierda. Con un grupo de compañeros se escabulló y se dio a errar por los pliegues de la montaña. El 16 de mayo, muy extenuado por la herida, Tsanko Dyustabanov fue capturado. Llevado a juicio por los turcos, Tsanko Dyustabanov pronunció un célebre discurso que ha llegado a nosotros gracias al libro de memorias de un búlgaro que integraba el tribunal provincial de Veliko Tarnovo. Rosen Yosifov continúa su relato:
“Pocos días antes de que fuera ejecutado, los turcos le preguntaron “Tsanko, tú que eres tan inteligente, conoces la historia y otras ciencias, y conoces nuestras armas y fuerza, cómo es que no fuiste capaz de prever la imposibilidad de que vosotros, un puñado de personas, combatieran contra un Estado tan fuerte como el nuestro? Nos sorprende que te hubieras contagiado de estas tonterías y te volvieras rebelde”. Tsanko Dyustabanov se puso de pie y contestó con osadía: “Sé muy bien que vuestro reino es grande, que las tropas y las armas están en vuestras manos y que no seremos capaces de venceros con fuerza. Sin embargo sé también que sois bárbaros y tiranos, que a causa del levantamiento atacareis a personas inocentes y pacíficas, y perpetrareis atrocidades. Nuestra finalidad no ha sido venceros con fuerza, sino provocaros a cometer las atrocidades que habéis cometido, y desprestigiaros ante el mundo culto. Hemos logrado este objetivo. Toda Europa se ha indignado ante vuestros métodos y pronto vendrá aquí para expulsaros. Por esto idos preparando para huir a Anatolia. Vuestro tiempo aquí ha terminado…”.
Tsanko Dyusrtabanov fue ahorcado el 15 de junio de 1876. “Para mí esta horca no es vergonzosa!”, fueron las últimas palabras que dirigió a sus verdugos. Evoca hoy el sacrificio de aquellos héroes un monumento a los caídos en el Levantamiento de Abril en el centro de Veliko Tarnovo, en la plaza frente a la entrada a la fortaleza en la colina de Tsarevets.
Versión en español por Raina Petkova