El 8 de noviembre, la Iglesia Ortodoxa Búlgara homenajea al arcángel Miguel y a las fuerzas angelicales. ¿Cómo son y qué hacen los ángeles, según la noción tradicional de los búlgaros? ¿Cómo fue creada la mujer de la cola del diablo y por qué tenemos las plantas de los pies arqueadas? ¿Qué significa decir en búlgaro “el ángel de fulanito es débil”? Aquí vienen las repuestas a estas interrogantes…

La idea tradicional de los ángeles es que son espíritus bellos, llenos de luz, que pueblan el cielo junto con Dios, los santos y las almas justas. Algunos villancicos describen el más allá a través de la imagen del árbol sagrado. La Santísima Virgen vio en sueños un árbol inusual, en una isla en medio del mar. Su tronco era de oro, sus ramas, de plata, y sus hojas, de perlas. Un  santo descifró su sueño de la siguiente manera: el árbol es el propio Dios, sus ramas son los ángeles y las hojas, las almas de los cristianos ortodoxos muertos.

Existe también la creencia de que las almas de los niños que hayan fallecido antes de cumplir los 8 años de edad se transforman en ángeles. Los folcloristas registran también hoy narraciones de diferentes personas que confirman esta creencia. Por ejemplo, una señora mayor vio en sueños a la Santísima Virgen llevarse a su nieto fallecido y aconsejar a los familiares de éste no llorar por él porque se había convertido en ángel.

Un rasgo distintivo de los ángeles es su belleza. De ahí la expresión “bello como un ángel”. El destacado etnógrafo nacional Dimitar Marinov registró a finales del siglo XIX descripciones hechas por diferentes personas de los ángeles como jóvenes robustos, vestidos de camisa blanca con bordados hechos en oro, de pelo rubio largo y con dos alas en los hombros.

Los ángeles tienen, asimismo, un fino sentido de la música. Con sus bellas voces celestiales entonan loas a Dios. De esta noción se derivan expresiones búlgaras como “canción angelical” o “voz de ángel”, y a los cantores excepcionales se les define con el vocablo “angeloglasen”, que significa de voz angelical. Tal es el calificativo que acompaña el nombre de Yoan Kukuzel, uno de los primeros compositores conocidos de la Europa Medieval (1260-1360).

En la noción tradicional, los ángeles sirven a Dios y lo rodean continuamente. El Todopoderoso los manda a todas partes con tareas que les encomienda. Los de más alta jerarquía son los siete arcángeles, entre los que descuellan el arcángel Miguel (en búlgaro Mijail), jefe de los Ejércitos de Dios y señor de las almas de los muertos, y el arcángel Gabriel (en búlgaro Gavriil), mensajero de Dios encargado de misiones especiales, que anunció  a la Virgen la buena nueva de que concebiría y daría a luz al Niño Jesús.

Según la noción tradicional, los ángeles participan en la creación del mundo y del hombre ayudando a Dios a luchar contra su enemigo, Satanás, quien es un “ángel caído” que se sublevó contra el Todopoderoso y fue severamente castigado.

Cuenta una leyenda que Dios creó a la mujer de la cola de un diablo por equivocación. Había encomendado a un ángel acercarse sigilosamente a Adán mientras dormía y llevarse una de sus costillas para hacerle de ella una compañera. El ángel cumplió la misión pero el diablo le arrancó la costilla de las manos. Corrió el ángel en su pos pero el diablo era demasiado veloz y logró meterse en un hoyo, dejando fuera solo su cola. El ángel tiró de ésta para fuera mientras el diablo tiraba para dentro. De pronto la cola se cortó y quedó en manos del ángel. Alarmado, el enviado de Dios decidió presentarse ante él e informarle de lo ocurrido.

Sin embargo, en ese momento, el Todopoderoso acababa de despertar y, creyendo ver en manos del ángel una costilla de Adán, la bendijo al instante. Así apareció la primera mujer, Eva. Esta historia explica el por qué de la noción tradicional de que la mujer es más lista, o sea tiene más diablura, que el hombre.

Otra leyenda sobre “el comienzo de los tiempos” dice que al inicio Dios y el diablo fueron socios y decidieron repartirse el mundo. Dios se quedó con el cielo y el diablo, con la tierra. Este último le  pidió a Dios un documento especial que acreditara lo convenido. Con el tiempo comenzó a martirizar a los hombres en la tierra, no solo a los pecadores sino también a los justos. Dios se enteró que había cometido un error y quiso romper lo pactado y privar al diablo de su poder. Mandó a un ángel sustraer el documento con astucia. Transfigurado en hombre, el ángel se ganó la confianza del diablo, extrajo el papel del regazo de éste y voló hacia el cielo. El diablo corrió tras él y le alcanzó a la puerta del Cielo. No logró agarrarlo sino que con las uñas consiguió tan solo arrancarle parte de la planta del pie… Así Dios recuperó sus plenos poderes y el diablo se convirtió en su enemigo. Desde entonces la planta del pie humano tiene forma arqueada.

Los ángeles no están solo en el cielo sino que nos rodean por doquier. Se cree que, al nacer una persona, dios le manda a un ángel para que la proteja y guíe. Es el ángel de la guarda. A su vez el soberano de los diablos envía a un diablo para que le ocasione daño. Es así que durante toda la vida en el alma del hombre pugnan el bien y el mal. Sobre un hombro las personas tienen posado al ángel, que las aconseja hacer solo bien, y sobre el otro tienen al diablo, que las empuja hacia el pecado. De quienes se dejan tentar con facilidad se dice que “tienen un ángel débil”.

Según la creencia tradicional, cuando hacemos bien, nuestro ángel sonríe y lo celebra; cuando hacemos mal, sufre y llora.

Versión en español por Raina Petkova