El 15 de septiembre, en Bulgaria por tradición, los alumnos vuelven al colegio. Tras decretarse la pandemia de Covid−19 el pasado mes de marzo y las posteriores medidas de aprendizaje a distancia, este será el primer contacto de los niños y adolescentes con las aulas y sus compañeros de clases tras meses seguidos de trabajo desde casa.
La crisis inesperada que ha afectado a todos ha traído la necesidad de respetar las reglas generales de distancia física de seguridad, desinfección y disciplina también en las escuelas de Bulgaria.
“Espero un año escolar difícil, ya que transcurrirá en medio de unas condiciones de imprevisibilidad generada por el coronavirus. No obstante, nuestra meta es que la educación sea presencial para todos los estudiantes del país”, ha manifestado el ministro de Educación, Krasimir Valchev, en la víspera del primer día de clases. El Ministerio tiene previsto adoptar el aprendizaje a distancia caso de producirse un deterioro de la situación epidémica en el país. Con esto se pone punto y final a las llamadas vacaciones gripales, que en el pasado reciente representaban una práctica habitual.
Es ínfimo el número de padres que, por razones de salud o por preocupación de contagio de sus vástagos, han optado por dejar a sus hijos para formarse en casa. Se trata de no más de 200 a 300 familias, nacionalmente, indican los datos del Ministerio de Educación.
Por otra parte, centenares de familias búlgaras, movidas no tanto por el miedo sino más bien por el afán de proporcionarles a sus hijos un buen entorno para estudiar, se han decantado por la educación en el hogar. Es una modalidad distinta de la educación a distancia, que se ha vuelto familiar como parte de las medidas de confinamiento social de los alumnos por la Covid−19. De hecho, en la educación en casa el papel fundamental lo desempeñan los progenitores, a los que corresponde elegir el plan de estudios y la forma de ofrecer las lecciones a su hijo. Según Pétar Porumbachanov, presidente de la Asociación para la Educación en el Hogar y padre de cuatro hijos, esta no es en absoluto una tarea simple, porque en este proceso los propios padres también deben estudiar y leer constantemente para entenderlo en su integridad.
”La educación a distancia, que actualmente se ha impuesto, podría rendir buenos frutos, pero solo si los padres tomaran conciencia plena de su papel en este proceso –comenta Pétar Porumbachanov− . Estamos acostumbrados a que otros hagan el trabajo relacionado con la educación de nuestros hijos. Asumir la responsabilidad significa estar sumamente comprometido con todo el proceso educativo. Es esencial que los padres se planteen objetivos claros en las diferentes etapas de la educación para avanzar persiguiéndolos. Si se carece de objetivos, no sabremos a dónde vamos en realidad”.
El número de las familias que educan a sus hijos en casa roza 1 500, y por haberse decantado por esta modalidad básicamente las familias numerosas, esto significa que los alumnos que estudian en el hogar en Bulgaria son unos 3 000, precisa Pétar Porumbachanov:
”Esta comunidad está en constante crecimiento. Confieso que jamás imaginé tal aumento en el interés por esta forma de educación, sobre todo en los años recientes. La educación en el hogar ha existido en toda la historia, es solo una forma de educación privada. Lo nuevo desde el punto de vista histórico es, en realidad, la formación centralizada estatal”.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BTA, Pixabay, Facebook / Pétar Porumbachanov
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