Petya Péeva y Plamen Kóstov pintan sus cuadros inspirados por las formas, los colores y los claroscuros de la naturaleza. Sus obras son como etéreas estampas en el lienzo blanco de todas las manifestaciones de la naturaleza. Ya a primera vista uno capta la vida: el pájaro ha desplegado las alas, el caballo galopa con el viento, la fruta madura acabada de cortar seduce con su dulzura. Conversando con los artistas, uno se da cuenta de que para alcanzar el éxito han necesitado años de trabajo y acumulación de ideas, técnicas, conceptos…
“En la actualidad, en las artes plásticas no hay algo concreto que sea moderno. Todo se emplea con tal de que se haga con sentido de la medida y con talento”, dice Plamen, refiriéndose al tándem artístico que forman con Petya. A inicios de noviembre inauguraron en la capital búlgara, Sofía, su primera exposición titulada Juntos, no solo para dar a conocer su labor conjunta.
“La idea es de bastante más envergadura que la propia palabra −expresa Petya− . Me gustaría que la gente estuviera más unida, más en armonía con la naturaleza y con bellos sentimientos. Nuestro mensaje es de unión, porque veo claramente la enajenación a nuestro alrededor. En mi trabajo no tengo temas concretos, prefiero enfatizar la belleza del mundo. Nosotros pintamos juntos, cada cuadro pasa por la mirada del otro. Nos criticamos a menudo, pero también nos apoyamos. Llevamos más de quince años viviendo y trabajando juntos”.
Petya y Plamen se graduaron en pintura por la Universidad de Veliko Tárnovo. Sus obras se pueden ver en distintos puntos del país, sobre todo Veliko Tárnovo, Stara Zagora y Sofía, pero también en Noruega, Canadá, Rusia, Grecia entre otros países.
“No nos faltaba inspiración durante este año de confinamiento social. Cuando estamos en medio de la naturaleza, nos inspiramos y rebosamos de ideas –comenta Plamen– . Yo suelo pintar caballos, pero me gustan también las aves, los paisajes, cada uno con su estado de ánimo. Tenemos artistas preferidos que nos gustan y a los que seguimos en las redes. Yo he crecido con la obra de artistas rusos como Isaak Levitán e Iván Aivazovsky y creo que deben de ser muy pocos a quienes no les gusten. También ahora hay artistas rusos muy buenos, sobre todo acuarelistas a quienes admiro, independientemente de que yo uso básicamente pinturas acrílicas.
Nací en Rusia, mi madre es de ahí y mi padre es búlgaro. La mayor parte de mi vida ha transcurrido en Bulgaria, pero llevo la cultura rusa en mí desde que nací. Está relacionada con mi infancia, con unos maravillosos inviernos nevados, muchos amigos y, por más extraño que suene, con mucho calor. En Bulgaria, como autor y como pintor, lo que más me emociona es el campo búlgaro y la forma de vida tradicional búlgara. Me gustan las sencillas personas mayores, las carretas, las gallinas, las casas y todo lo que tiene relación con la vida diaria. He vivido en Maglizh, que es una ciudad pequeña y conozco bien todas estas cosas que me llenan de ternura. Es lo que me gusta pintar y es con la vida en el campo que relaciono la belleza que nos rodea”.
Versión en español de María Páchkova
Fotos: Facebook /Plamen Kostov Art, sofia-art-galleries.com
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