En 1018, tras medio siglo de lucha, el Primer Reino Búlgaro fue conquistado por Bizancio. A pesar de las numerosas rebeliones de los búlgaros, el dominio de Constantinopla se prolongó durante casi dos siglos. En otoño de 1185 o principios de 1186, los soberanos locales Pedro y Asen organizaron una nueva revuelta en Tarnovo. Esta iniciativa acabaría tres años después con el restablecimiento del Estado búlgaro.

“Hay muchos misterios en torno a la revuelta de Pedro y Asen, algunos de los cuales se han popularizado”, explica para Radio Bulgaria el historiador de la Universidad de Veliko Tarnovo “Santos Cirilo y Metodio”, el profesor Plamen Pavlov. “Uno de ellos es que la revuelta tuvo lugar el mismo día de San Demetrio (26 de octubre). Esto es prácticamente imposible, ya que en octubre ambos se reunieron con el emperador bizantino Isaac II Ángel en su campamento, en Kipselá. Allí se produjo el escándalo en el que Asen, a causa de su “lengua incontenida”, como escribió Nicetas Coniata, fue castigado con golpes en la cara. A partir de ahí ellos comenzaron realmente a tomar medidas para organizar la rebelión a una escala mucho mayor”, explica el profesor Pavlov.

Por otro lado, conmemorar la rebelión en el día de Santo Demetrio (Dimitrovden) no es del todo incorrecto, al contrario, ya que es evidente que en ese momento los ánimos en la propia Bulgaria ya han madurado lo suficiente para oponerse al dominio bizantino. Aunque hay que reconocer que el poder bizantino no era en absoluto débil, ni siquiera en el norte de Bulgaria. Nuestros antiguos historiadores consideran que en el norte de los Balcanes el poder de Bizancio era prácticamente simbólico, pero esto no es cierto en absoluto”, explica el investigador.

En agosto de 1185, Tesalónica, la segunda ciudad más grande del imperio, fue tomada y saqueada por los normandos de Sicilia. Probablemente los soldados búlgaros de la guarnición bizantina rescataran de Tesalónica el icono milagroso de San Demetrio. Y junto con las reliquias del santo, el icono fue trasladado a Tarnovo. Los hermanos Pedro y Asen las mostraron a la multitud cuando fue proclamada la rebelión durante la consagración de la nueva iglesia del mismo nombre, dedicada al santo taumaturgo. Para disipar el miedo de los búlgaros ante una posible represalia del emperador bizantino, los hermanos Pedro y Asen -líderes de la rebelión- declararon que San Demetrio ya había retirado su protección celestial sobre los bizantinos para trasladar sus poderes milagrosos en defensa de Tarnovo.

“Se trata de personas con un profundo conocimiento, personas que no son casuales. No son simplemente unos “descontentos”, como erróneamente lo consideró Isaac II Ángel, quien emprendió una campaña, venció, los expulsó y dio el asunto por terminado. Resulta que no acertó al pensar que acabaría con Pedro y Asen en unas pocas semanas”.

El profesor Pavlov considera que la historiografía favorece erróneamente sólo el papel del hermano menor, Asen, en cuanto a la restauración del reino búlgaro. Mientras que el rey Pedro, cuyo nombre mundano era Todor, ha sido injustamente relegado a un segundo plano.

“Los autores bizantinos, sienten más animadversión hacia Pedro. Evidentemente, él es el ideólogo del movimiento. Pero entre Pedro y Asen hubo un cierto desacuerdo o, como lo llamaba el gran bizantólogo estadounidense-ruso Alexander Kazhdan, una escisión. En torno a 1193 se produjeron desacuerdos internos y Pedro le cedió el liderazgo a Asen, sin renunciar al título de zar. Para los gobernantes extranjeros, para las cortes extranjeras, el gobernante era Pedro. ¿A qué se debe esta ruptura? Bueno, Pedro era partidario de una línea más moderada. Era consciente del poder de Bizancio y de Hungría como su aliada. Mientras que las fuerzas radicales estaban encabezadas por Asen. Si nos paramos a pensar, quizás Pedro tuviera más razón”, reflexiona el profesor.

Junto con otros historiadores, el profesor Plamen Pavlov insiste desde hace tiempo en que, si hay hermanos libertadores en la historia de Bulgaria, esos son precisamente los fundadores de la dinastía de Asen. Después de 1185, los reyes Pedro, Asen, Kaloyan e Iván Asen II lograron en tan solo 40 años convertir el Reino Búlgaro en un factor decisivo para el destino político de los Balcanes.

Autor: Ivo Ivanov
Traducido al español y publicado por Alena Markova
Fotos: Ivo Ivanov, Facebook / Vasil Goranov, BTA, Archivo
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