Desde principios de año, Bulgaria ha sufrido una ola de calor sin precedentes, una serie de incendios devastadores y, hace tan solo unos días, un nuevo desastre natural: unas inundaciones catastróficas que se han llevado varias vidas por delante. El cambio climático ya tiene su precio, y este aumenta cada año que pasa. Según un nuevo análisis del Banco Central Europeo (BCE) y la Universidad de Mannheim, este le ha costado a Europa alrededor de 43.000 millones de euros nada más en 2025. Pero esto son datos preliminares que no tienen en cuenta las últimas catástrofes naturales en el continente, y el año todavía no ha terminado. Para toda la UE, los daños ascienden a un cuarto de punto porcentual de la economía, pero para Bulgaria concretamente el impacto ha sido cuatro veces mayor.

Las pérdidas en nuestro país alcanzan el 1 % del PIB, es decir, alrededor de 1000 millones de euros, lo que equivale al presupuesto de una ciudad de tamaño medio. En la práctica, esto significa que en 2025 cada búlgaro ha “perdido” en torno a 140 euros debido a la sequía y las altas temperaturas, comenta Genady Kondarev, experto en energía del Centro de Investigación Energética del mar Negro.

“La situación es similar en nuestra vecina Grecia. Otros países muy afectados son Chipre y Malta. ¿Por qué? Porque son economías pequeñas, muy expuestas a los riesgos relacionados con el clima. Por otra parte, en términos absolutos, las grandes economías europeas sufren pérdidas aún mayores. Bulgaria no está lo suficientemente preparada para los crecientes riesgos climáticos: su infraestructura es obsoleta y la infraestructura nueva se construye a menudo sin tener en cuenta los cambios en el clima. Sabemos que entre las causas de los graves daños y la pérdida de vidas humanas en la costa del mar Negro se encuentra muy probablemente la construcción en lugares donde no se debería construir. Y los acontecimientos que antes ocurrían “una vez a cada siglo” ahora se repiten cada vez con más frecuencia.

Los expertos advierten que Bulgaria es uno de los países más vulnerables de Europa debido a su dependencia de la agricultura y los recursos hídricos, y a sus limitadas posibilidades de adaptación, por lo que es necesario adoptar medidas urgentes.
“Las posibilidades son muchas y todo ello entra dentro del ámbito de la adaptación”, afirma Kondarev. “Llevamos todo el verano hablando, sobre todo con motivo de los incendios, de la necesidad de disponer de equipos para extinguirlos, en lugar de que todo lo hagan los voluntarios por sus propios medios. Pero, al mismo tiempo, debemos pensar en soluciones a largo plazo. ¿Está nuestra infraestructura (embalses, sistemas hidráulicos) preparada para los nuevos fenómenos climáticos? En este momento están vacíos, pero las fuertes lluvias pueden llenarlos rápidamente. Con el aumento de las temperaturas, las tormentas se vuelven más fuertes y las sequías más graves. Este verano nos ha demostrado que Bulgaria no es tan rica en recursos hídricos como pensábamos, y que estos se pierden debido a una infraestructura mal mantenida y a una gestión imprecisa, lo que conduce a restricciones como la del régimen del agua.”

Podemos hacer más: proteger los suelos, utilizar y reciclar el agua de forma racional para no socavar las posibilidades de producción de alimentos. Pero eso requiere reconocer el problema y planificar. Y a la sociedad búlgara le cuesta reconocer estas tendencias a largo plazo y a menudo se deja engañar por promesas populistas de que no es necesario actuar. Las previsiones para 2030 son alarmantes: las pérdidas derivadas del cambio climático podrían alcanzar entre el 3 % y el 5 % de nuestra economía, afirma Genady Kondarev, y añade:

"Estamos hablando de cambios que pueden borrar cualquier avance económico. Si Bulgaria pierde entre un 3 % y un 5 % del valor añadido de su economía cada año o es incapaz de hacer efectivo ese crecimiento, ¡de qué crecimiento económico estamos hablando entonces! Sectores como la agricultura se ven directamente afectados. Y también el turismo, porque, por ejemplo, ya empieza a haber partes de las temporadas turísticas que se están volviendo impredecibles si uno quiere planificar sus vacaciones. Un fenómeno extremo puede destruir activos en diferentes sectores y esto complica la situación todavía más”.
Autor: Veneta Nikolova
Traducido y publicado por Alena Markova
Fotos: BGNES, BTA, BNR, Ministerio de Defensa
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